La hora, dicen, la marcan los almonteños y la Virgen. Nadie más. Pasadas las ocho y media de la mañana, exactamente a las ocho y cuarenta minutos, (casi cincuenta minutos antes que en 2.006), los ‘hombres de la Virgen’ decidieron no hacer más larga la espera y sacar a la Señora del templo.
Antes de bajarla de su altar, hubo tiempo para recordar a los que ya no están. Bonito gesto del pueblo de Almonte con Miguel Ángel Domínguez y su hija. El varal del paso de la Virgen del Rocío portó durante toda la procesión un lazo negro y otro blanco en memoria de ambos.
Doce horas procesionó la Patrona de Almonte, vestida de Reina, por la calles de su pueblo. Doce horas que para los vecinos se pasaron en un suspiro, sabiendo que tendrán que esperar siete años para revivir las imágenes ayer vividas. Imágenes que quedarán grabadas en la retina de todos los que la acompañaron durante su tradicional recorrido. Calles engalanadas con esmero por un pueblo que quiso lucir sus mejores galas el día de la procesión de la Función de Iglesia.
En otro orden de asuntos, la normalidad y la ausencia de incidencias marcaron el desarrollo de la procesión. Según el Consistorio fueron 600.000 las personas que ayer se congregaron en el municipio onubense para ser testigos de un acontecimiento que cuenta en su haber con siglos de historia. No se conoce con exactitud la fecha en la que comenzó a celebrarse la procesión de Reina por Almonte si bien hay quien afirma que existe constancia de que esta procesión ya se celebrara en el siglo XVII.