El senderismo se ha convertido en el mejor aliado para redescubrir los encantos que alberga la ciudad amurallada de Niebla. Un deporte a practicar en familia y con amigos, que si se contextualiza en los márgenes del Río Tinto, ofrece como resultado maravillas patrimoniales, paisajísticas y naturales.
Los molinos, las antiguas cuevas de colonizaciones históricas como los romanos y los árabes, o los encantos de arena fina que conectan con las aguas rojizas del Tinto.
Tras pasar por el puente del ferrocarril y destapar un horizonte de maravillas naturales, los iliplenses siguen encontrando el fruto a la peculiar manera de vivir en Niebla.