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Andaluces brillantes ponen rumbo a EEUU para formar la vanguardia del conocimiento mundial

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Fulbright es sinónimo de excelencia en el ámbito académico y de la investigación. Sus prestigiosas becas ofrecen la oportunidad de cursar estudios de posgrado o realizar estancias predoctorales en reconocidos centros y universidades de Estados Unidos. Optar a ellas solo está reservado a los perfiles más brillantes y mejor formados de cada rama del conocimiento.

De entre los candidatos que cada año se eligen en los más de 150 países que colaboran con este programa internacional para completar la formación universitaria e investigadora, en 2021 once serán andaluces o con vinculación con la comunidad. Sus nombres, con toda probabilidad, serán los que rubriquen los avances más significativos, tanto en investigación básica como aplicada, para el progreso y el bienestar de la sociedad andaluza y española de los próximos años.

Experiencia Erasmus, grados con las máximas calificaciones, másteres -muchos, con varios-, otras becas de formación e investigación, publicaciones o ponencias, y la mayoría, con estudios de doctorado en curso. Un vistazo rápido a los currículos de estos once jóvenes pone de manifiesto que son la excelencia de los universitarios e investigadores en formación en Andalucía y, probablemente, la élite del saber de mañana. Esos méritos demuestran también años de entrega y pasión por la ciencia, curiosidad por todo lo que les rodea y compromiso por dar respuesta a los retos que desafían nuestra existencia en los más diversos campos, desde el estudio de las religiones hasta la inmersión en la neurociencia. La mayoría de ellos ha iniciado una carrera científica que como sociedad debemos aspirar a que esté a la altura de sus aspiraciones.

Laura, Ignacio, Guillermo y Elena. Ellos son cuatro de los once estudiantes de posgrado o de doctorado que han logrado hacerse con esta beca e iniciarán su experiencia en universidades y centros de primer nivel científico de EEUU después del verano, entre las que destacan Columbia, Harvard, Stanford o Nueva York. Sus intereses son muy diversos, pero todos afrontan con ilusión esta nueva etapa gracias a la Fundación Fulbright y la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades, que será la que patrocine económicamente su estancia en los destinos seleccionados.

Laura Melgar, Guillermo Barrios y Elena Quintero realizan estudios de doctorado en universidades públicas andaluzas y a su vuelta de EEUU regresarán a Andalucía para  concluir sus tesis.

Ignacio Ojeda, en cambio, tiene un perfil diferente al de sus compañeros, es músico y ha llevado a cabo sus estudios en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, en la especialidad de piano clásico.

Esta experiencia internacional les permitirá, además de avanzar en sus respectivas áreas de investigación, adquirir y compartir técnicas y metodologías nuevas y les reportará una valiosa red de contactos. Todo ese bagaje profesional, sumado a la experiencia personal y al enriquecimiento cultural que experimentarán, se convertirá en un activo muy apreciado para los centros o universidades en los que continúen desarrollando su carrera científica y artística. En todos confluye el deseo de poderla desempeñar en la comunidad para contribuir de forma valiosa al progreso de la ciencia y la música con sello andaluz.

Aunque no descartan seguir creciendo en el extranjero: la movilidad del personal investigador es un requisito formativo muy recomendable y casi obligatorio si se quieren realizar investigaciones punteras. Lo hacen los investigadores de todos los países del entorno.

Laura Melgar (Sevilla, 1995) es graduada en Ingeniería de la Salud por la Universidad de Sevilla y doctoranda por la Universidad Pablo de Olavide (UPO) en Ingeniería Informática, en concreto en el área del Big Data, Machine Learning e Inteligencia Artificial (AI, en inglés), y sus estudios se centran fundamentalmente en el análisis de datos en tiempo real. Cuenta con un máster en Ingeniería y Tecnología del Software y con dos experiencias Erasmus. En su abultado currículum, reconoce que Fulbright será un punto de inflexión en su trayectoria.

El destino seleccionado para su beca de investigación es la Universidad de Nueva York, donde permanecerá seis meses. Explica que en esa universidad trabajan con datos sensoriales acústicos y su objetivo es intentar aplicar a ese material los algoritmos que está desarrollando en la UPO para poder obtener aplicaciones concretas ya sean en el campo acústico, en el tráfico o en cualquier otro ámbito con el fin último de obtener beneficios para las Smart cities.

Está convencida de que ha obtenido la ayuda Fulbright gracias a la novedad que representa el proyecto en el que trabaja su grupo de investigación. «Es muy distinto a lo que se está estudiando en España», asegura, para añadir que «la investigación que se hace en la comunidad es de muy alta calidad y está muy valorada fuera, aunque no seamos muy conscientes de ello». Apunta a que cuando su tutor contactó con ella así se lo transmitió.

Guillermo Barrios (Granada, 1995) comenzó el grado de Bioquímica para posteriormente continuar con el de Física en la Universidad de Granada (UGR). Realizó un máster en Física de sistemas complejos en la Universidad de Baleares y siguió completando su formación en San Diego (California). Actualmente cursa estudios de doctorado en Física y Matemáticas, centrado en la Física de los sistemas complejos, en la UGR. Iniciará a finales de este año una estancia de investigación predoctoral de nueve meses en el Thomas J.Watson Research Center, perteneciente a IBM y ubicado
en Nueva York.

A Guillermo le interesaba la empresa privada y, más concretamente, esta multinacional ya que «los recursos tecnológicos de los que dispone en lo que respecta a superordenadores, por ejemplo, son muy importantes para realizar simulaciones, y suelen estar muy por encima de los que tienen las universidades». El Thomas J.Watson Research es uno de los centros más punteros a nivel mundial y aúna investigadores de multitud de ramas: Neurociencia, Inteligencia Artificial, Física… Ese carácter interdisciplinar es lo que atrajo a Barrios ya que su línea de investigación se nutre de la Física, la Biología y la Inteligencia Artificial.

Guillermo Barrios está centrado en comprender mejor cómo funciona el cerebro desde un punto de vista más teórico de lo que lo hace la Biología o la Bioquímica. Se trata de desentrañar cómo procesa la información y cómo representa estímulos externos para poderlo llevar al campo de la Inteligencia Artificial. «La AI funciona muy bien pero de forma muy diferente a como lo hace nuestro cerebro, biológicamente no es muy realista. Por eso, nos proponemos descubrir los entresijos que le hacen actuar así para poderlo replicar».

Guillermo también volverá a Granada para finalizar su tesis y cuando proyecta la vista unos años se ve ampliando su formación posdoctoral fuera de España, aunque reconoce que su aspiración es poder regresar a Andalucía, a la UGR, si tiene la oportunidad. «Aquí tenemos investigadores muy buenos que publican en revistas de gran prestigio y los programas de doctorado tienen también un nivel muy elevado», subraya. Admite, sin embargo, que «en España es muy difícil, una vez acabado el doctorado, encontrar un contrato estable en una universidad que te permita llevar a cabo
tu línea de investigación». «Eso ocurre cuando pasan muchos años», apostilla.

Elena Quintero (Madrid, 1993) es graduada en Biología por la Universidad Autónoma de Madrid, está especializada en Ecología y Biología de la conservación. En su currículum destaca el carácter internacional de su formación: dos experiencias Erasmus, un máster Erasmus Mundus en Biología y Ecosistemas Tropicales por la Universidad de Florencia y varias estancias y cursos en Uganda, Suecia, Brasil o Rusia. Además, ha sido personal investigador en el grupo de Bromatología en la Universidad de Sevilla (US) y, en la actualidad, realiza su investigación predoctoral sobre interacciones entre planta y animal en la Estación Biológica de Doñana del CSIC.

Ha elegido la Universidad de Stanford (California) para realizar una estancia de seis meses, ya que esta prestigiosa institución académica tiene bastante experiencia en el campo de las interacciones entre animales y plantas, apunta Quintero, que señala que «la Fulbright abre la oportunidad para poder realizar colaboraciones futuras entre Stanford y la Estación de Doñana».

Ella tiene muy avanzada la elaboración de su tesis y su objetivo es poderla defender a mediados del próximo año para, con posterioridad, poder proseguir con su trayectoria en el extranjero y en Andalucía. «Es muy recomendable que salgamos fuera, ya que se valora mucho la movilidad. Por eso no descarto realizar un posdoctoral fuera, pero me encantaría volver para poder terminar aquí, en Andalucía, mi carrera investigadora», apostilla.

Ignacio Ojeda (Sevilla, 1996) es pianista y comenzó sus estudios de música a los cuatro años en la Escuela de Música del Colegio Internacional San Francisco de Paula de Sevilla, continuando su formación como intérprete de piano clásico en el Conservatorio Cristóbal de Morales de Sevilla, el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y la Sibelius Academy de Helsinki (Finlandia).

Su primer recital tuvo lugar en los Reales Alcázares de Sevilla a los 16 años y es miembro fundador del ‘Resiliencia Ensemble’, agrupación colaborativa de músicos para la puesta en escena de grandes obras del repertorio de cámara clásico y contemporáneo.

En los próximos meses se trasladará a Nueva York para cursar el Programa ‘Contemporary Performance’ de la Escuela de Música de Manhattan, unos estudios de posgrado que supondrán una reorientación de su carrera profesional, hasta ahora muy orientada al piano clásico. «Este conservatorio es uno de los más importantes de EEUU y me brindará la oportunidad de interpretar la música que se hace ahora».

Para Ignacio la música es un poderoso instrumento de transformación social. Por eso quiere valerse de ella para crear espacios donde la música actual sea capaz de dar voz a colectivos y de visibilizar problemas que aquejan a la sociedad. «Deseo abordar los problemas que afectan a mi generación, pero también servir de altavoz de los MENA, los desahucios, etc.». A su vuelta, ya proyecta materializar esas aspiraciones. «Hay que darle un giro social pero también relevante a la música», sentencia Ojeda, que se queja de que «en muchas ocasiones, los compositores nos metemos en nuestra burbuja y nos olvidamos de que fuera hay un mundo con el que tenemos que estar conectados». «Es ahí cuando dejamos de ser artistas y nos convertimos en gurús»,
remarca para afirmar con gran clarividencia que le gustaría que su vida estuviera marcada por las ideas que remueven conciencias.

Aylen Rodríguez: el testimonio a la vuelta

Aylen Rodríguez Ferrari (Argentina,1989) es argentina y llegó a Almería con 12 años, donde se licenció en Derecho. Posteriormente, se interesó por las microfinanzas y realizó un máster en ese campo para, posteriormente, comenzar a trabajar en puestos relacionados con la cooperación y el desarrollo en entidades como el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Ella también es becaria Fulbright pero ya ha completado su formación y está de regreso después de dos años cursando un posgrado en Políticas Públicas en la Universidad George Washington.

«He tenido profesores muy buenos, algunos han sido asesores de Obama, he entrado en contacto con compañeros de muy diversas nacionalidades, culturas y perspectivas», apostilla. Para Rodríguez, «ha sido una experiencia increíble que, además, se ha mezclado con acontecimientos muy relevantes como la llegada de Joe Biden a la Presidencia de EEUU, la irrupción de la pandemia o el movimiento ‘Black lives matter’ (Las vidas negras importan)».

Está convencida de que desde lo público se deben «realizar cambios significativos para generar nuevas oportunidades económicas y sociales o mejorar las que ya existen». «Yo me he beneficiado de políticas públicas, me he educado en centros públicos y mi  estancia en la Universidad de Washington me ha demostrado que mi formación universitaria estaba al mismo nivel que compañeros que venían de instituciones privadas», ha apostillado. A corto plazo, está interesada en entrar en contacto con personas que quieran profundizar en temas sociales desde la renovación de las políticas
públicas. Con posterioridad, quiere profundizar en el ámbito del emprendimiento. «Mi aspiración sería poder mejorar la red de apoyo a los emprendedores, fortalecer ese tejido empresarial porque aportan un beneficio valioso a la sociedad».

La excelencia en la formación e investigación

La excelencia y la internacionalización constituyen uno de los pilares sobre los que se asientan la formación académica universitaria y la I+D+i andaluzas. La apuesta de la comunidad por un capital humano formado y altamente cualificado, capaz de hacer frente a los retos futuros que se presentan, es primordial dada la necesidad de profesionales que se adapten a las nuevas demandas de los mercados y de economías globales en continuo cambio.

El Gobierno andaluz patrocina estas becas en el marco de la colaboración que mantiene con la Comisión Fulbright en España desde el año 2005. Hasta 2019 se había venido apoyando hasta un máximo de cinco becas de ampliación de estudios destinadas a titulados superiores andaluces interesados en completar su formación con programas de postgrado en Estados Unidos. En 2020 se decidió reforzar el compromiso con este programa, de manera que a partir de esa fecha se ha ampliado progresivamente tanto el número de estudiantes becados (pasando de cinco en 2019 a siete en 2020 y a once en este ejercicio 2021) como la tipología de estudios, incluyendo además de másteres estancias de doctorado.

Las becas Junta de Andalucía-Fulbright van dirigidas a graduados vinculados a la comunidad, con titulación superior y conocimiento de inglés demostrable, que aspiren a obtener un título de máster o estén desarrollando estudios de doctorado. Cuentan con un sello de calidad indiscutible a nivel mundial y suponen de media un desembolso de unos 71.500 euros por beneficiario.

Desde que se iniciara esta colaboración, Andalucía ha financiado la formación de un total de 66 beneficiarios con más de 4,5 millones de euros.

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