El director del curso Arte, guerra y revolución en la modernidad europea (1789-1952), Carlos Ferrer, doctor en Historia del Arte, afirma que “desde 1789 hay una mayor implicación social del artista, en su época, hasta los movimientos por la paz, posteriores a la Segunda Guerra Mundial”. De modo que los artistas “se plantean objetivos políticos y sociales, la búsqueda de la libertad, de la paz…”.
En ese sentido destaca la aportación de este curso, que se está celebrando estos días en la Colección Museo Ruso, dentro de la programación de los Cursos de Verano, de la sede Tecnológica de Málaga de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).
“El curso, explica, aporta una vision que va más allá del formalismo que ha imperado en esa interpretación de la historia del arte como una sucesión de modas y estilos, que se han ido sustituyendo unos a otros por meras innovaciones formales”.
“Pretendemos, añade, buscar ese lado más social y politico que incluyen las obras de los grandes pinceles del arte”.
Respecto al papel de los museos sitúa sus objetivos en la generación de nuevos discursos, que aportan narrativas que ofrecen nuevas perspectivas que van en paralelo a lo que siempre se ha dicho del arte”.
Refiriéndose en concreto a la Colección Museo Ruso en Málaga, subraya que supone una “descentralización ya que conecta con otros barrios y otras zonas que no son donde se encuentran los museos”.
Precisamente, uno de los ponentes del curso, José María Luna, director de la Agencia Pública para la Gestión del Museo Casa Natal Pablo Picasso, Colección del Museo Ruso y Centre Pompidou, y en relación al papel de los museos en Málaga, ha recordado que “los museos son instituciones y equipamientos culturales al servicio de la ciudad, que ayudan a constituir comunidad y a enseñar sus colecciones a través de procesos de mediación con los públicos”.
“Es verdad, ha añadido, que en Málaga son además un motor económico a través de la atracción de turistas”. Como lo demuestra el dato aportado por los observatorios económicos y turísticos de la ciudad, “más del 80 por ciento de las personas que visitan Málaga declaran haberlo hecho por su oferta cultural”.
De ahí la importancia de seguir avanzando en los procesos de formación e investigación. Procesos en los que se encuadra la formación especializada como la ofertada por la UNIA.
Carlos Ferrer cifra en cuatro los cursos realizados hasta la fecha en colaboración con la sede Tecnológica de Málaga, “una plataforma necesaria, porque facilita el contacto con un público distinto al nuestro, que es el alumnado universitario, que viene a los museos, pero que quiere formarse más allá de lo que se ve en las salas”.