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Homenaje a los descubridores en el Voto Colombino de Moguer

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La ciudad de Moguer volvió a rememorar su glorioso pasado marinero rindiendo homenaje en el día de ayer a todos aquellos intrépidos navegantes que, desde su ciudad natal, contribuyeron a ampliar los horizontes del mundo conocido.

Ayer se conmemoró el 518 aniversario del regreso de las naves descubridoras y del cumplimiento del Voto Colombino de Santa Clara, una promesa que realizó el propio Cristóbal Colón y que le llevó a pasar una noche en vela y oración en el Monasterio moguereño agradeciendo el feliz regreso de la tripulación, tras la gran tempestad que los sorprendió a la altura de Las Azores en la travesía de vuelta a España.

Para celebrar tan importante efeméride se dieron cita en el cenobio colombino una amplia representación de la Corporación Local presidida por el Alcalde Juan José Volante, la Directiva de la Real Sociedad Colombina Onubense, autoridades civiles y militares, entre ellas el primer mandatario palermo, Carmelo Romero, así como vecinos de la localidad que se suman cada año a este homenaje que el pueblo de Moguer rinde al primer almirante de las Indias y a los navegantes moguereños que, con la familia de los Niño como principal referencia, participaron en la gran aventura americana.

En esta simbólica jornada los asistentes rememoraron el Voto que realizó Colón en la iglesia conventual en la madrugada del 15 al 16 de marzo, tras darse lectura por parte del Secretario de La Colombina Eugenio Toro, al diario de a bordo del marino genovés, donde se recuerda el episodio que vivió la flotilla descubridora en su azarosa travesía de regreso a la península.

Como es tradición, en el ofertorio de la Misa de Acción de Gracias que ofició el prior del Monasterio de La Rábida, el primer mandatario local encendió el Cirio Votivo que rememora aquella noche de promesa cumplida por el Almirante, una promesa que liga a Moguer y a su patrimonio artístico a uno de los hitos históricos más importantes de la humanidad.

“Con este acto”, aseguró Volante “reivindicamos el glorioso pasado marinero y descubridor de nuestra ciudad, y afirmamos nuestra voluntad de mantener siempre vivo y de transmitir a las nuevas generaciones el orgulloso recuerdo de las gestas de nuestros antepasados”.

A continuación, precedidos por la Directiva de la Colombina portando sus pendones y estandartes, Juan José Volante y Eugenio Toro, acompañados de Carmelo Romero, depositaron una corona de laurel bajo el monumento a Colón y a los descubridores moguereños que preside la Plaza de las Monjas, como reconocimiento a los valientes marineros que se enrolaron en la carabela Niña, construida y botada en el muelle de La Ribera de Moguer, para acompañar a Colón en el viaje que supuso el encuentro entre dos mundos.

Ya de regreso al templo los alumnos y alumnas del colegio Pedro Alonso Niño, especialmente cercanos a la aventura del Descubrimiento por estar dedicado el centro a la memoria del gran marino de la localidad, representaron algunas de las escenas que se vivieron en la ciudad del Tinto a la vuelta de los marineros descubridores. Ataviados con trajes típicos de la época, los jóvenes dieron vida a navegantes y pescadores, monjas clarisas, costureras, artesanos y comerciantes, componiendo diversos pasajes que pusieron un brillante colofón a la jornada de conmemoración colombina que se vivió en Moguer.

MOGUER Y AMÉRICA. EL VOTO COLOMBINO
Hace cinco siglos Moguer era un centro económico y comercial de primer orden en toda la comarca, que contaba con casi 5.000 habitantes. La entonces señorial villa disponía de muelle de carga, calzada hasta la ribera del Tinto, varadero, astilleros y una alota que, junto a la de Huelva, era la mayor del litoral onubense.

En este ambiente se construyó y botó, en el muelle de la Ribera, la carabela Niña, y se fraguó la participación moguereña en la aventura americana. Decenas de navegantes locales se enrolaron en la travesía de la mano de los hermanos Niño, Juan, Pedro Alonso y Francisco, propietarios de la carabela y miembros de una de las familias más influyentes de la villa.

Además del regreso a Moguer, el 16 de marzo de 1493 se conmemora también el Voto Colombino de Santa Clara, una promesa que realizó el propio Almirante y que le llevó a pasar la madrugada del 15 al 16 de marzo en vela y oración en el monasterio moguereño, para dar gracias por haber salvado a la tripulación de la gran tempestad que amenazaba con hacer zozobrar a las naves a la altura de las islas Azores.

Temiendo por su vida, los marineros de la Niña, nave capitana ya de la expedición colombina en el tornaviaje, acordaron “echar un romero”, es decir, realizar la promesa de pasar una noche en vela y oración dando gracias a Dios si evitaba el desastre en alta mar, y como la devoción a Santa Clara estaba tan arraigada en la marinería, fue el cenobio moguereño el elegido para cumplir ese “romero”.

Según cuentan las crónicas, se colocaron en un bonete tantos garbanzos como tripulantes de la nave, y a uno de ellos se le hizo una cruz. Luego se echaron suertes, y fue precisamente Cristóbal Colón el que sacó el garbanzo con la cruz, y por tanto el encargado de cumplir la promesa en Santa Clara que rememorarán este próximo miércoles, 16 de marzo, la Corporación Municipal y la Real Sociedad Colombina Onubense.

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