El poeta y periodista Javier Rodríguez Marcos, redactor y crítico en el suplemento cultural Babelia, del diario “El País”, en el que además coordina la información literaria, retoma las palabras de Joan Margarit sobre la poesía y su relación con el lector.
Rodríguez Marcos, que ha participado en los Cursos de Verano de la sede Antonio Machado de Baeza (Jaén) de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), en el curso sobre el poeta galardonado con el Premio Cervantes, y, desgraciadamente, fallecido en febrero de este mismo año, recuerda que Margarit siempre decía que “la poesía es como una partitura y es el lector el que la interpreta; si no se interpreta, la partitura no suena”.
“Para Margarit, añade, la poesía tiene que llegar, ser clara. Y ahí radica su éxito”.
Durante su intervención sobre los escritos de teoría de la poesía de Margarit, arquitecto de profesión, ha querido destacar que el poeta catalán “no era un poeta teórico, sino, sobre todo, un poeta intuitivo”. Su idea de la poesía es “intensidad, exactitud, claridad y emoción”, agrega, lo que le hacía ser muy crítico “con una poesía que quiere ser hermética, que juega a ser muy autorreferencial”.
García Lorca
En agosto, al hablar de poesía es inevitable hablar de Federico García Lorca, máxime si te preguntan por el poeta granadino. Rodríguez Marcos tiene claro que Lorca es “uno de los grandes poetas y genios de literatura moderna universal”, por la influencia que ha tenido no solo en escritores y poetas, sino también en cantantes como Leonard Cohen o Enrique Morente.
“Lorca es un ícono politico, pero es, sobre todo, un enorme poeta. Es un gran poeta popular, un gran poeta culto, un gran poeta surrealista… un poeta que fascina”. En este sentido, destaca que un libro como Poeta en Nueva York, “siga siendo moderno hoy” y que otras obras, de su “vertiente de poeta popular”, como Romancero gitano o El poema del cante jondo, tengan ese “manejo de la palabra, de la rima”.
Para Rodríguez Marcos, “hay poetas que alumbran y poetas que deslumbran”. Entre los primeros sitúa a poetas como el también andaluz Luis Cernuda, que “tiene una poesía más sosegada, más tranquila y que permite que un poeta se acerque un poco a él sin sonar a Cernuda”.
En el caso de Lorca, cree que esto es imposible, porque “todo lo que uno hace utilizando imágenes de Lorca, imágenes surrealistas, suena a pastiche de Lorca”. Por eso cree que no existe una escuela lorquiana, porque es un autor “que arrasa todo lo que hay alrededor. Un genio absoluto, muy difícil de imitar”.
Poesía y periodismo
Si es inevitable referirse a Lorca en agosto, en el aniversario de su asesinato, no lo es menos dar la opción a un poeta que es periodista o a un periodista que es poeta para explicar la relación entre ambas.
“Con el pecado va la penitencia”, asevera Rodríguez Marcos. Aunque reconoce no saber cuál es el pecado, “quizás ser poeta. Y la penitencia es ser periodista”.
En cualquier caso, “los dos tratan con la palabra”, y defiende que “escribir es un poco lo mismo en un periódico o en un libro de poemas”; lo que le lleva a una cita, atribuida a distintos autores, como Coleridge o Cernuda, sobre el particular, “¿Qué es poesía? La poesía son las mejores palabras en el mejor orden”, que “sirve también para el periodismo, para toda la escritura”.
“El periodismo es también un genero literario”, subraya. Así que “puede haber más literatura en una columna de un escritor que en una de sus novelas”.
Sin embargo, señala Rodríguez Marcos que “socialmente, periodismo y poesía son distintas. El periodismo tiene lectores, pero no tiene prestigio”. Y la poesía es “justo lo contrario, tiene mucho prestigio, pero tiene pocos lectores”. Aquí cabría recordar aquella afirmación (o matización) de otro poeta, Francisco Brines: «La poesía no tiene público, tiene lectores».