El acceso de los menores a la tecnología y los contenidos a los que pueden acceder necesitan de un control exhaustivo por parte de sus progenitores, ya que es un riesgo, además de poder convertirse en una adicción el ponerles a su alcance sin restricciones los elementos del mundo de las TRIC: tecnologías, relación, información y comunicación.
El taller ha estado dividido en tres partes, entre ellas: mostrar los riesgo a los que están expuestos los menores cuando se les proporciona cualquier dispositivo, mostrar las herramientas y estrategias de mediación parental, en cuanto al modelo que les podemos ofrecer como familia para un uso positivo de estos y la proporción de herramientas de control que se pueden instalar en los diferentes dispositivos tecnológicos.
La supervisión visual no es la única opción a tener en cuenta y posible en este ámbito, ya que debe ser un control más reflexivo. Por ello, debe atenderse a un modelo idóneo de control parental que se base en un contrato familiar donde existan cláusulas que toda la familia respete y la custodia y uso de aplicación de control parental.