El delegado territorial de Regeneración, Justicia y Administración Local en Huelva Alfredo Martín, ha visitado hoy la nueva sede del Centro de Día La Botica y el Grupo Educativo de Convivencia El Faro, dos recursos de Justicia Juvenil gestionados por la Consejería que lidera Juan Marín y que permiten la ejecución de medidas en medio abierto, es decir, que no implican el internamiento del menor. El año pasado, gracias a recursos como estos, se pudieron ejecutar en la provincia de Huelva más de 200 medidas de este tipo.
La Botica es un centro de día, actualmente gestionado por la fundación Diagrama, cuya finalidad es facilitar que los menores infractores que acuden al mismo, en cumplimiento de una sentencia judicial, “superen sus propias dificultades personales, que de alguna forma han incidido en la comisión de la conducta delictiva, mediante la creación de un ambiente estructurado con programas y talleres formativos, que buscan compensar sus carencias educativas, laborales y sociales, así como posibilitar su inserción social”, ha explicado el delegado.
En este sentido, uno de los aspectos que más se trabaja en este recurso es la mejora de su empleabilidad, ya que se les dota de capacidades laborales y se les prepara en técnicas para la búsqueda activas de empleo.
Este centro, que desarrolla su intervención tanto en la capital como en diversos municipios de la provincia, acogió durante el año 2021 a un total de 44 menores, en ejecución de una medida judicial propia, o bien, por derivación de otros recursos del Sistema de Justicia Juvenil de la provincia. La mayoría de estos jóvenes pasaron por este centro por la comisión de delitos contra el patrimonio (robo).
El delegado ha destacado también la mejora que ha supuesto para el desarrollo de esta labor con los menores las nuevas instalaciones. “Estamos volcados en ofrecer un servicio de calidad que facilite el trabajo de los educadores para que puedan lograr la reeducación de estos chicos y darles una nueva oportunidad”, ha afirmado.
Asimismo, Martín también ha visitado el Grupo Educativo de Convivencia El Faro, un recurso residencial, gestionado por la Fundación Ginso, con capacidad para ocho menores y asistido por un equipo interdisciplinar de profesionales, donde se ejecuta la medida judicial que implica la convivencia de los jóvenes con los técnicos.
Esta medida de medio abierto “trata de favorecer el aprendizaje por el menor residente de nuevas normas y pautas de coexistencia que le permitan mejorar su convivencia en su familia de origen, y en su entorno social, a través de un plan de intervención individualizado que busca dar cobertura a su necesidades educativas y sociales”, ha indicado Martín.
Este tipo de recurso está muy enfocado hacia los problemas de violencia doméstica. De hecho, la gran mayoría de los menores residentes en el mismo han sido autores de un delito de violencia filo-parental. “Es fundamental sensibilizarlos en la lucha contra la violencia doméstica, dotándoles de herramientas eficaces para corregir las conductas que motivaron su comportamiento delictivo”, ha añadido. El año pasado fueron 13 los menores atendidos en este grupo.
En su visita a ambos recursos, el delegado ha valorado la labor que desarrollan los profesionales que trabajan en ellos para que “los menores infractores tomen conciencia de su comportamiento delictivo, y aprendan otra forma de comportarse y conducirse en la vida, y de esta forma, propiciar su recuperación para la sociedad, que es el objetivo primordial del sistema de justicia juvenil”.