Si hay un pueblo en el Condado que vive con pasión sus Fiestas Patronales, ese es Chucena con su Virgen de la Estrella. La localidad ya se está preparando para los días grandes, como así se demuestra con el arreglo de casas, fachadas y calles. Pero también se nota en el ambiente en su interior, y el estado de ánimo de más de un vecino es el de impaciencia.
Ése es el caso de Reyes. Una vecina que siempre le ha profesado una gran devoción a la patrona chucenera y que, nos cuenta, el 15 de agosto, día en el que la Virgen recorre las calles de su pueblo, no puede ni siquiera dormir ni comer.
La procesión de la Virgen de la Estrella es extensa, pues realiza un recorrido de unas diez horas en el que pasa por casi todas las calles del municipio. Reyes, que vive en una de las últimas y de las más especiales, se lleva toda la noche aguardando para verla pasar. Un momento que, dice, espera con ansias.
La de Reyes es una familia que está muy vinculada a la Virgen de la Estrella y a todo lo que tiene que ver con Ella. Varias de sus nietas han sido Damas de Honor -de hecho, este año, una de ellas tendrá ese privilegio-, y ha sabido inculcarle esa devoción a hijos y nietos.
El caso de Reyes se repite en muchas casas de Chucena, que, en estos días, son un trasiego de preparativos, pero también de muchos nervios e ilusión, y más que nunca este año, ya que, aunque la Virgen sí ha salido, por fin, después de una larga espera, volverá a visitar a los vecinos en una noche en la que nadie duerme.