En tiempo récord y gracias a un innovador proceso, Cepsa ha logrado reconvertir una de sus antiguas unidades de refino en su Parque Energético La Rábida en Huelva en una nueva planta para la producción de biocombustibles de primera y segunda generación, capaces de reducir las emisiones de CO2 en un 90%.
El proyecto, en el que han participado numerosas áreas diferentes de la compañía, ha dado como resultado un proceso que revaloriza y hace más sostenible una planta de Cepsa pensada para eliminar el azufre de los combustibles fósiles. La instalación reformada es capaz ahora de producir un gasoil sostenible, denominado hidrobiodiesel, a partir de aceite vegetal, de residuos vegetales o de grasas de origen animal no destinados al consumo humano (sandach), marcando así un nuevo hito en la estrategia Positive Motion de la compañía, con la que pone a Andalucía en el centro de la transición energética y la economía circular.
Cepsa ha realizado una apuesta decidida por el desarrollo y la producción de biocombustibles avanzados a partir de materias primas circulares como las descritas, que no compiten con la alimentación y que pueden ser utilizados en motores diésel sin modificación alguna.
Algunas de las claves de esta transformación han sido la modificación del catalizador (sustancia que promociona las reacciones químicas necesarias para la obtención del gasoil sostenible) y la mejora de la metalurgia de la planta. Según Jorge Acitores, director del Parque Energético La Rábida, “el compromiso de nuestros equipos con la seguridad además de con el medio ambiente y la descarbonización han sido claves para el desarrollo de este proyecto. El talento y la innovación de nuestros profesionales está permitiendo acelerar nuestro objetivo de convertirnos en un referente de la transición energética en el sur de Europa”
La producción de este hidrobiodiesel en esta unidad de la factoría de Huelva asciende a cuatrocientas toneladas diarias, que aumentarán en el futuro hasta las ochocientas toneladas.
En el camino iniciado hace un año y medio para alcanzar este punto, ha sido clave el trabajo de equipo de todos los actores involucrados. Los integrantes de I+D, ingeniería y operaciones de Huelva, junto con el resto de las áreas involucradas, han batido un récord para poder tener lista la unidad este mes de diciembre. Según Jorge Acitores, “el valor que han aportado los técnicos propios de Cepsa ha sido diferenciador, compaginando las etapas de ingeniería con las de ejecución, algo más propio de una start-up que de una organización como la nuestra y que ha supuesto un reto en el que hemos demostrado una gran agilidad. El éxito se ha basado en una capacidad de respuesta rápida y precisa, y en una implicación muy especial de las personas y equipos que hacemos Cepsa.”
La producción del biocombustible, unido a la reciente producción de combustible sostenible para aviación que se presentó en el aeropuerto de Sevilla el pasado mes de noviembre, sitúa a las instalaciones de Cepsa en Huelva a la vanguardia de la producción de biocombustibles sostenibles avanzados. Además, “este proyecto supone un avance importante desde el punto de vista de la experiencia que la compañía y su personal adquiere de cara a un futuro en el que estas materias primas van a ser claves en la transición energética”.
En concreto, Cepsa producirá anualmente 2,5 millones de toneladas de biocombustibles avanzados en 2030, de las que 800.000 toneladas serán combustibles sostenibles para la aviación.
La compañía ha establecido una ambiciosa hoja de ruta para recortar sus emisiones, situándose entre las empresas referentes de su sector. En concreto, en 2030, reducirá sus emisiones de CO2 (alcance 1 y 2) en un 55% respecto a 2019 y aspira a ser neutra en carbono antes de 2050. Asimismo, reducirá la intensidad de carbono de sus productos entre un 15 y un 20% en 2030. Cepsa quiere ir más allá del cero neto y busca alcanzar un impacto positivo, aportando valor en las comunidades donde está presente al permitir que sus clientes y otros grupos de interés avancen en la dirección correcta.