El primer fin de semana de febrero siempre se vive de forma especial en la aldea de El Rocío. La luz que derrama la Blanca Paloma llegará a todos los rincones en una celebración de la Candelaria que, desde 2019 no se realizaba con la Virgen en su santuario, ya que, en los tres últimos años, con la estancia en Almonte, prolongada por la pandemia, lo había impedido.
Una vuelta a la normalidad en la que la cuestión más importante es la vuelta de los niños, que se presentan a la Pastora, a pasar bajo su manto, aunque, a pesar de ello, la Matriz mantiene el formato de presentación con un pergamino con los nombres de los pequeños que sus familiares lo hayan solicitado y que, por cualquier motivo, no puedan acudir en estos días a la aldea. Un acto que tendrá lugar este domingo a partir de las 11 de la mañana.
Previamente, como antesala del día de la Candelaria, el sábado, a las 8 de la noche, se celebrarán el Santo Rosario por el recorrido tradicional, y la vigilia mariana con el acto eucarístico.
Una noche cargada de simbolismo y de tradición en el que la luz del fuego purificador volverá a alumbrar a los rocieros en la oscuridad, un fuego que bien representa al Espíritu Santo, muy vinculado con la iconografía que representa también a la Virgen del Rocío, como Señora de Pentecostés, y el pasaje de la Presentación de Jesús en el Templo que rememora esta tradición.