La Unidad contra la «Basuraleza» playera se reactiva de nuevo para recoger los plásticos de las playas apoyándose en asnos. Una actividad nacida en Huelva y que despierta el interés incluso fuera de España.
Es una mañana soleada en la costa virgen más extensa de Europa y las burritas “Flavia” y “Ainoha” comienzan su trabajo ataviadas con sus arneses y cestos de recogida.
Cuatro integrantes de “Mujeres por Doñana” las han traído desde las instalaciones de la Asociación “El Burrito Feliz” en Huelva para que desarrollen-como cada año- una de las más llamativas actividades a las que se pueden incorporar los rucios: la limpieza de basura en la playa.
El equipo se despliega y sin prisa, pero sin pausa, van recogiendo con sus bastones-pinza todo el plástico y residuos que cada día se hace visible en las orillas.
Unos residuos a los que ya se denomina “basuraleza” y que comprenden envoltorios de bebidas, restos de útiles de pesca y sobre todo los plásticos que aumentan cada día la visión más negativa de una sociedad descuidada y consumista.
También observan-preocupadas- que este año han aumentado sensiblemente los restos de cadáveres de aves marinas en la costa. Sin que puedan comprender el motivo de esta alta mortandad animal en el entorno natural.
Esta original iniciativa nacida en la Provincia de Huelva ya se está repitiendo en lugares como la costa francesa donde, desde hace poco, y en vista del éxito andaluz han decidido poner en marcha unidades de burros limpiacostas.
De igual forma, y hace unos meses, integrantes de “Mujeres por Doñana” fueron invitadas al País Vasco para realizar con asnos del norte de España la mencionada actividad.
Estos burritos no llevan prácticamente ningún peso ya que este tipo de basura está constituida por materiales muy ligeros y –según las ecologistas- “disfrutan de la playa tanto como nosotras”.
En esta Asociación trabajan por incorporar a los animales a este tipo de actividades, sin sufrimiento ni esfuerzo, para que puedan seguir viviendo entre nosotros sin riesgo a desaparecer.
Consideran una utopía, tremendamente negativa para el futuro de los burros, el considerarlos “personas” o humanizarlos ya que ello- y eso es algo que nadie traslada a la sociedad- los condena irremisiblemente a ir al matadero o a terminar sus días en centros de acogida o rescate donde acaban su existencia en recintos cerrados.
Después de recibir como premios zanahorias y galletas sin azúcar, ha llegado el momento de subir al remolque de transporte para volver a sus bosques de Doñana.
Concluye así la jornada de trabajo de la brigada de limpieza playera más simpática del planeta: Los burros limpiacostas de Huelva.