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Los arquitectos andaluces conceden su Medalla de Oro a Rafael Manzano

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El Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Arquitectos ha entregado la Medalla de Oro de la institución al prestigioso arquitecto, académico y profesor Rafael Manzano Martos (Cádiz, 1936), en un solemne acto celebrado en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. El CACOA ha impuesto su máxima distinción a Manzano Martos en reconocimiento a su extraordinaria trayectoria profesional y docente, como arquitecto transmisor de los mejores valores de la tradición, con innumerables intervenciones para preservar y renovar el patrimonio urbano andaluz, siendo maestro en la enseñanza y divulgación de la arquitectura, contribuyendo así al mantenimiento y continuidad de la identidad cultural de Andalucía en un mundo cada vez más globalizado.

Su carrera ha sido una mezcla de práctica profesional y académica. Su legado no solo se encuentra en los edificios que ha restaurado, sino también en las generaciones de arquitectos que ha formado y en las numerosas publicaciones que ha escrito. Destacando su papel como referente en el estudio del Clasicismo, tanto en el mundo occidental como en el islámico, especialmente en el arte califal, almohade y nazarí, y como figura clave en la Arquitectura tradicional andaluza. Entre su obra de salvaguarda y restauración, destacan los Reales Alcázares de Sevilla, Medina Azahara (Córdoba) o la Catedral de Sevilla, la Colegiata de Osuna, Iglesias de san Marcos y Santam Marina, entre otras.

La ceremonia congregó a la familia de arquitectos de Andalucía, representada por los Colegios Oficiales de Arquitectos de nuestra comunidad autónoma, así como del mundo académico y docente, artístico, del ámbito de la restauración y el patrimonio, así como institucional.

El CACOA celebró un acto tan especial en un edificio simbólico, vinculado a la inabarcable trayectoria de Rafael Manzano como arquitecto, restaurador y como uno de los más ilustres conservadores del patrimonio andaluz, el palacio renacentista que fue Casa de los Pinelo, en la sevillana calle Abades, en cuya restauración y rehabilitación trabajó como director el arquitecto distinguido entre finales de la década de los setenta y principio de los ochenta, albergando la sede de la sede de las Reales Academias Sevillana de Buenas Letras y de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.

Rafael Manzano, tras serle impuesta la Medalla de Oro del CACOA, resaltó su “identidad como arquitecto de toda Andalucía”. El prestigioso arquitecto expresó su “profundo agradecimiento al Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Arquitectos” por la concesión de esta distinción, la máxima que otorga dicha institución, además de valorar la implicación, entre muchos otros, de los colegios de arquitectos y de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, donde ingresaría como académico en 1982. “Lo que más valoro es que se trata de una Medalla que me conceden todos los compañeros arquitectos de Andalucía”, ha señalado Manzano Martos, quien ha recalcado la importancia de que “todos compartimos el amor por la arquitectura”. También ha mostrado su visión sobre las tendencias de la Arquitectura, “que en los últimos años se ha llevado por unos caminos de modernidad absoluta; yo en cambio, predicaba en la convicción de que hay que conocer y respetar el pasado y la Arquitectura clásica, que forman parte esencial de los saberes del arquitecto”.

La presidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Arquitectos, Noemí Sanchís, agradeció a la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y a su director, Pablo Gutiérrez-Alviz, el haber ejercido de anfitriones de esta entrega de la Medalla de Oro del CACOA a Rafael Manzano. “Una medalla que hemos entregado en tres ocasiones –señaló Sanchís–, pero que es la primera vez que esta institución reconoce toda una trayectoria profesional”. Por ello, subrayó que la medalla es “una cuestión de Arquitectura, con mayúsculas”.

Para Noemí Sanchís, la entrega de la Medalla de Oro a Rafael Manzano se basa en el “reconocimiento y agradecimiento, no sólo por su trayectoria, por ser querido y admirado por generaciones de arquitectos, sino también por su belleza como persona, por su calidad humana”. La presidente del Consejo Andaluz puso de relieve que Manzano Martos es “el gran embajador de los valores de la arquitectura tradicional de Andalucía, el gran maestro de todos los arquitectos andaluces, que somos sus discípulos, y a quien todos admiramos por su profundo conocimiento y pasión por la Arquitectura: un orgullo para todos los andaluces, para todos los arquitectos de esta tierra y un verdadero honor para el CACOA”.

Pablo Gutiérrez-Alviz, director de la institución académica, quiso destacar el “trabajo excepcional” que Rafael Martos desempeñó para la restauración del Palacio de los Pinelo, y por ello, señaló que “si había algún sitio que tenía que acoger esta ceremonia, debía ser esta casa”. Para Gutiérrez-Alviz, “Rafael Manzano ha llegado la Arquitectura a términos sublimes de gusto”.

También incidió en su “actividad desaforada como académico y restaurador de la Academia, y su vinculación y compromiso con otras muchas academias, como la de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, de San Dionisio de Jerez, de Santa Cecilia del Puerto de Santa María, y de San Fernando de Madrid, además de Académico Correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de Granada, Córdoba, Cádiz y Écija.

Por su parte, Rodrigo Carbajal, subdirector de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, quiso hacer hincapié en la labor docente de Rafael Manzano, quien dirigió la ETSA desde 1974 a 1978, y donde donde ingresó como catedrático de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo y Teoría y Técnica de la Restauración de Monumentos. “Rafael Manzano goza de la admiración y del respeto de todos los que fueron sus alumnos y compañeros en la Escuela de Arquitectura de Sevilla, y supo impregnar con su amplio conocimiento, y especialmente con experiencias, la docencia a los estudiantes, algo fundamental para transmitir conocimientos y para el aprendizaje”.

No faltó representación de ese alumnado. La arquitecta Dolores Robador, ensalzó la figura de Rafael Manzano Martos por una “trayectoria profesional de auténtico compromiso con la Arquitectura, con la vetustas, firmitas, utilitas que definen la armonía de Vitruvio”. Asimismo, rememorando la docencia del arquitecto gaditano, recordó sus “clases magistrales, de sabiduría hecha realidad”. Robador destacó el “carácter trascendental del trabajo de Rafael Manzano, como compromiso con la belleza, que impregna todo lo que hace, piensa y habla y que han definido su papel en el delicadísimo oficio de la restauración, que requiere mimo, cuidado, poesía y sensibilidad”. Para Dolores Robador, el patrimonio de Andalucía es impensable sin la figura de Manzano Martos, sin su “cuidado por preservar y aportar su visión de la belleza, como demuestran sus sus intervenciones en grandes monumentos de nuestra tierra”.

El encargado de pronunciar la laudatio fue el arquitecto Carlos Sánchez, quien ensalzó los valores profesionales y humanos de Manzano Martos, que se citan a continuación.

Sobre Rafael Manzano Martos
Nació en Cádiz, en 1936. Fue profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (1962-66) y director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla (1974-78), donde fue Catedrático Numerario de Historia General del Arte desde 1966 a 1968, e ingresó como Catedrático de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo y Teoría y Técnica de la Restauración de Monumentos, en el año 1968. Fue discípulo de los profesores Gómez-Moreno, Torres Balbás, Chueca Goitia e Iñiguez Almech, con quienes se especializó en estudios históricos y en Teoría y Técnica de la Restauración de Monumentos. Asimismo, colaboró en la Escuela de Estudios Árabes.

Manzano Martos ha ocupado los cargos de Arquitecto del Servicio de Ordenación de Ciudades de Interés Artístico Nacional (1962-1970) y Arquitecto del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional desde enero de 1962. Ha restaurado y consolidado numerosos monumentos en toda España, entre los que pueden citarse las plazas y catedral de Castelló de Ampurias (Gerona), la Catedral de Mondoriedo (Lugo), la Fortaleza de la Catedral vieja de Lérida, la Judería y el Palacio Arzobispal de Tarazona, la Corticela de la Catedral de Santiago de Compostela, las Catedrales de Sevilla y Huelva, las Murallas de Tarifa, el Palacio de las Dueñas, el Museo de Arte Contemporáneo y numerosas iglesias en Sevilla, el Monasterio de la Rábida, el Castillo y Mezquita de Almonaster la Real, el Monasterio e Iglesia de Santa Clara en Moguer, la Alcazaba de Málaga, etc.

Ha sido Director-Conservador y Alcaide de los Reales Alcázares de Sevilla (1970-1989), y Director-Restaurador de excavaciones como las de la Ciudad Califal de Medina Azahara (1975-85). Es miembro del Consejo Asesor de la Oficina del Plan General de Sevilla. Entre sus galardones se encuentran la Medalla de Oro de las Bellas Artes Españolas y el de Comendador con Placa de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, además del Premio Richard H. Driehaus de Arquitectura Clásica en Estados Unidos, en reconocimiento a toda su carrera.

Es miembro ad epistolas del Deutsche Archeologique Institut de Berlín, entre otros Institutos extranjeros, Académico de Número de las Reales Academias de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, de San Dionisio de Jerez, de Santa Cecilia del Puerto de Santa María, y de San Fernando de Madrid, y Académico Correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de Granada, Córdoba, Cádiz y Écija.

En todas sus obras ha puesto de manifiesto su fidelidad al lenguaje clásico, y a la integración de su obra en el conjunto urbano o en el paisaje rural. En sus restauraciones de monumentos ha evitado la agresión a los edificios del pasado, respetando la arquitectura heredada, y complementándola con una arquitectura sencilla pero académica, que se integre en el monumento sin agredirlo visualmente ni usarlo como pretexto para convertirlo en obra contemporánea de dudosa calidad.

Fue distinguido como Hijo Predilecto de Cádiz en 2011. Ingresó en la Academia de Buenas Letras de Sevilla como miembro de número en 1982, con el discurso titulado Poesía y vida literaria en los Reales Alcázares de Sevilla. Entre sus publicaciones, cabe reseñar La Alhambra: El Universo Mágico de la Granada Islámica (1992), El hombre y el agua en la Geografía y en la Historia de España (1995), Arte y Arquitectura en la Vivienda Española (1996) o Historia de las Técnicas Constructivas en España (2000).

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