Fin de las actuaciones del programa contra la tuberculosis y la brucelosis bovinas en las explotaciones del Parque Nacional de Doñana. Así lo han confirmado desde la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, encargada de coordinar dicho proceso.
Las últimas pruebas de diagnóstico, que se llevan a cabo después de que en los meses de julio y agosto se ejecutara la campaña de vacunación contra la enfermedad de la lengua azul, han perseguido descartar la presencia de ambas patologías en las 257 reses marismeñas, raza autóctona en peligro de extinción e incluida en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España, localizadas en el enclave de La Vera, que aglutina a un total de 27 ganaderos.
Para poner en marcha dicha intervención en el Parque Nacional de Doñana, la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural divide el espacio en siete zonas, cada una de ellas dotada de un Código de Explotación Unificado e integrada por un número de animales y de ganaderos determinado. La cantidad de bovinos asentados en los pastos comunales de este monumento de la biodiversidad asciende a alrededor de 2.500 reses adscritas a un total de 89 ganaderos.
Las dificultades de accesos a la zona, establecen un determinado calendario de saneamientos o chequeos (dos al año en el caso de la tuberculosis y uno en el de la brucelosis), que se cierra de manera previa en el Foro para la Sanidad Animal de Doñana.
Este programa de erradicación de la tuberculosis bovina, una enfermedad infecciosa limitante del desarrollo ganadero, ha conseguido controlar en los últimos años su prevalencia. En concreto, consiste en la aplicación de la prueba diagnóstica conocida como intradermotuberculinización (IDTB) y el sacrificio de los animales que resulten positivos. A continuación se somete a aquellos rebaños con animales positivos a una segunda prueba complementaria denominada ganma-interferón, que aumenta la detección de los ejemplares infectados.