Ambos municipios condales consiguen aunar tradición y celebración en vísperas del Día de la Inmaculada Concepción, reuniendo alrededor de una hoguera, a los múltiples vecinos y familiares que conmemoran la antesala de las fechas navideñas, a través de esta práctica ancestral.
En esta fiesta, los vecinos salen a la calle con gamonitas y otros arbustos que durante días anteriores se van recogiendo del campo, o incluso, comprando a vendedores ambulantes, con la idea de prenderlos mientras se tararean cancioncillas populares.
En ocasiones, el fuego alcanza alturas considerables, sirviendo dicho rito nocturno, como tradicional expurgación de malos augurios y espíritus, concibiéndose, además, como apertura de Belenes e interpretación de los primeros villancicos.