El obispo de Huelva, José Vilaplana, ha dado lectura este miércoles de su tradicional mensaje de Navidad, en el que ha apelado a la necesidad de la luz de Cristo y ha instado a la práctica de las obras de misericordia. Entre ellas, ha citado visitar más a los enfermos; ser generosos para que no falte lo necesario a los que tienen hambre y sed; compartir y, si es posible, dar trabajo a los parados; acoger a los inmigrantes, “y no explotarlos en su necesidad y colabor para que puedan vivir con dignidad”.
Vilaplana ha trasladado este mensaje y ha asegurado que “todos necesitamos luz. Luz para mirar horizontes más amplios que nos permitan salir de nuestros círculos cerrados. Luz para disipar las oscuridades de nuestros prejuicios, rencores y egoísmos, y lograr unas relaciones interpersonales más auténticas y confiadas. Luz para aclarar nuestras dudas y, así, poder crecer en la fe. Esa luz es Cristo”.
El obispo ha remarcado que “la Navidad es fiesta de luz, más que de luces. La luz que, en medio de la noche, alumbró a los pastores que se pusieron en camino para contemplar al Mesías, envuelto en pañales y recostado en un pesebre (cf. Lc 2, 12), y este encuentro les llenó de alegría al encontrar la luz que se hace camino”.
Por ello, ha precisado que “estamos llamados a difundir la luz. Quien recibe la luz de Dios, que es Amor, está enviado a comunicar ese amor”, a lo que ha añadido que en el Salmo 111 se puede leer que “en las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo”.
“Ofrezcamos palabras de consuelo a los que están tristes; con paciencia y confianza, demos buen consejo a quien se sienta desorientado, sin juzgarlo, abriéndole camino, incluso con una corrección amable que le estimule a crecer y a descubrir lo mejor de sí mismo, sin separar nunca la verdad del amor; pensemos en los encarcelados; perdonemos generosamente y aprendamos a comenzar de nuevo; mostrémonos pacientes con los que nos puedan resultar molestos, no hagamos crecer las tensiones; y oremos por todos, los vivos y los difuntos”, ha concluido el obispo.