Nostalgia, alegría, orgullo y el sentimiento del deber bien hecho. Eso es lo que se vivió en la tarde noche de ayer en el patio del instituto bonariego Catedrático Pulido Rubio. Se graduaban los alumnos de la ESO. Esos que durante cuatro años habían hecho de sus paredes su segunda casa. Ahora, es el momento de elegir. Bachillerato, formación profesional u otras opciones. Eso sí, la obligación ya está cumplida y qué menos que celebrarlo.
Un acto emotivo en el que alumnos, familias y profesores no pudieron evitar las lágrimas. Y es que, las vivencias de esta etapa que recién acaba de terminar, se quedarán guardada en sus retinas para siempre. Por eso, la despedida tenía que estar a la altura. Y gracias a la colaboración de sus compañeros del primer ciclo, que pusieron la barra, para recaudar así fondos para su viaje de fin de curso, todo fue un éxito.
La fiesta se alargó hasta por la noche en el centro y los alumnos, siguieron después hasta bien entrada la madrugada.