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Sin capacidad de reacción. Así podría definirse la dinámica del Pedro Alonso Niño de Moguer en este inicio liguero donde cuenta sus actuaciones por derrotas. Tres, la última, frente al Caserío Ciudad Real.
Una vez más, el PAN notó las bajas de algunos de los baluartes de su equipo, entre ellos, Gonzalo Álvarez, Álex Jiménez o Sergio Cruzado. Ausencias que causaron la falta de acierto en defensa y en ataque. A lo que se sumó la juventud e inexperiencia de los jóvenes, quizás cargados de una responsabilidad que aún no les correspondía.
Dada la situación, Dani Podadera se echó el equipo a la espalda para tratar de revertirla. Sin embargo, de nada valieron los siete tantos del jugador amarillo.
El PAN se desesperaba en ataques largos, siempre al borde del pasivo, donde no era capaz de penetrar la defensa alcarreña. La tónica cambiaba cuando era capaz de mostrarse agresivo en defensa y tenía la posibilidad de salir al contraataque. En esos casos, la perspectiva de marcar era mayor.
En los últimos compases de la primera mitad, la diferencia de goles estuvo oscilando en torno a los dos tantos. Una situación que no tardó en revertirse al inicio del segundo periodo, donde los goles visitantes caían por pares y la diferencia en el marcador no hacía más que crecer en contra del equipo de Javier Socías que asistía sin reaccionar a una nueva derrota de su equipo. Los jugadores necesitaban acción y aliento. Pero ni lo uno ni lo otro pudo verse el sábado sobre la pista del Zenobia.
Al final, volvió a imponerse el querer y no poder y el partido acabó con un resultado de 18-34 para los de Santi Urdiales.
