El PAN Moguer mordió y de qué manera a Maristas para conseguir la segunda victoria de la temporada, tan deseada como merecida. Equipo y afición formaron un tándem perfecto en un encuentro que fue, sin duda, el mejor de esta temporada.
Emilio Guerrero puso el cerrojo a su portería, demostrando una vez más el elevadísimo nivel al que se encuentra. La defensa brilló con luz propia durante todo el encuentro, convirtiéndose en un muro prácticamente inquebrantable para los malagueños. Y si a eso, le sumamos el acierto goleador en el ataque, encontramos la perfecta explicación a la victoria que se vivió el sábado sobre la pista del Zenobia. Tan bien jugó el Pedro Alonso Niño, que habría que destacar a todos sus jugadores. Gonzalo se echó al equipo a la espalda y, aunque no fue el partido donde más goles anotó, fue el líder perfecto; Dani Podadera fue el máximo goleador con 8 goles y estuvo a la altura de las mejores citas, por no decir Sergio Cruzado, que un partido más demostró que es uno de los mejores jugadores de la categoría. Igual que Capelo, que se encuentra cada vez mejor y para muestra un botón; Siete goles se apuntó el moguereño. Y así, todos y cada uno de los jugadores amarillos. Sin olvidar a su entrenador, Maxi Gutiérrez que anunció que su equipo iba a rugir y no se equivocó. El técnico local supo transmitir carácter a los suyos y eso se reflejó en el juego de los amarillos.
Por fin se pudo ver unión, coraje y raza sobre la pista. Había ganas de ganar, se necesitaba, se merecía y así fue. El conjunto amarillo estuvo casi todo el encuentro por delante en el marcador y superó a su rival de principio a fin. Además, la afición rugía en la grada y el equipo hacía lo propio sobre el 40 x 20. Una buena forma de despedir el año y una alegría para esos aficionados que, a pesar de la tormenta, no han dejado ni un segundo de apoyar a los suyos.