El glifosato es un herbicida que se utiliza, entre otras cosas, para acabar con las malas hierbas. Su uso está extendido en varios sectores, entre ellos, la agricultura. Es uno de los productos más usados a nivel mundial.
Son muchos los colectivos que piden desde hace años la prohibición de este activo. Los informes más recientes lo califican de “probablemente cancerígeno”.
De hecho, el sindicato CC.OO está recogiendo firmas a través de internet para que la Unión Europea prohíba definitivamente su uso. Pero tendrá que ser en diciembre de 2017, cuando finalice la prórroga de uso que la UE concedió en junio de 2016.
También Ecologistas en Acción ha llevado a cabo varias peticiones a las instituciones para que dejen de usarlo. Una de ellas ha sido el ayuntamiento de Bonares, que desde noviembre de 2015 ha dejado de usarlo. Y es que existen varias alternativas efectivas, poco costosas y sin riesgo para los ciudadanos.
De momento, en el Condado podemos estar tranquilos. Nuestro principales cultivos, que son las berries, están lejos del uso de glifosato. Donde sí sigue usándose, de momento y de forma legal, es en el cultivo del cereal. Será la Unión Europea la que decida a final de año si se podrá seguir usando este herbicida con dudosos efectos sobre nuestra salud.