La Cuaresma nos sigue dejando estampas inéditas. Oraciones escondidas detrás de las mascarillas. Pero el mismo fervor de siempre.
En Hinojos, esta semana se está desarrollando el septenario a la Virgen de la Soledad. Siete días de rezos para comprender los dolores de la Virgen María.
Un culto que, en condiciones normales, debería desarrollarse en la parroquia de Santiago, pero que, además de la pandemia, las obras de remodelación del templo han obligado a hacerlo en la ermita de la Hermandad.
A pesar de todo ello, no cesan las continuas llegadas, los reencuentros, las miradas fijas, que se concentran en el altar efímero que la corporación ha preparado, exornado con claveles blancos.
El viernes tendrá lugar, coincidiendo con el último día, la Función Principal. Y el sábado, la imagen esperará a los fieles desde el suelo, al haberse visto suspendidos el pregón y la bajada por las actuales circunstancias.