La gestión de lo público a veces deja muchos sinsabores. Hay legislaturas que cuestan sacarlas adelante por circunstancias sobrevenidas o por estrategias políticas, y toca sobreponerse ante los problemas. El primer edil villarrasero, Arturo Alpresa, es vivo ejemplo de ello, pues, además de gestionar durante dos años una situación tan complicada como ha sido la dejada por la pandemia, está afrontando un final de mandato muy difícil.
Según ha subrayado el propio alcalde, ello “ha supuesto el rechazo de propuestas que lleva el propio equipo de Gobierno a los plenos, y que contemplaban los presupuestos para este año, como es el caso de la Guardería Rural”.
Alpresa señala que gobernar en minoría también le ha dejado “el rechazo a un proyecto importante, como es el PFEA 2022, en el que se contemplaba la segunda fase del adecentamiento de la calle Virgen de los Remedios, o las mejoras en las peanas de las cruces”.
De esta manera, Alpresa ha tenido que ingeniárselas para elaborar un proyecto de inversiones que pueda sacar adelante.
Este expediente contempla arreglos en algunas calles, una nueva pista de pádel, mejoras en el campo de fútbol, ayudas para el centro de día o el circuito de motocross, en fase de preparación, una sala-velatorio para el cementerio y un pozo para la piscina municipal, además de ayudas a asociaciones y hermandades.
El alcalde villarrasero lo ve complicado, pero confía en su aprobación antes de que comience el período electoral, una etapa que espera que transcurra, según manifiesta, “por desgracia, con mucha crispación, ya que los insultos que tienen lugar durante las sesiones plenarias, son prueba de ello”.