Tras dos años de interrupción a causa de la pandemia, la aldea de El Rocío, con la Virgen ya en su Ermita, acogia esta singular estampa.
Largas colas en la Ermita para presentar los niños a la Virgen.
Una cita que ya echaban en falta rocieros y devotos a la Blanca Paloma. Emocíon, y lagrimas en sus rostros.
Y los ojos en una sola dirección. mirándola a ella, a la Virgen del Rocío.
Un fin de semana donde la ermita e ha llenado de ruido, de sentimiento y también de llantos…especialmente de los más pequeños.
Cientos de niños y niños ajenos a que están heredando una traición que ha ido pasando de generación en generación y cuyo objetivo es sembrar el amor y la fé hacia la blanca paloma.
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