Una vez más, y ya suman cuatro jornadas consecutivas, Condavisión ha dejado estampas llenas de «Misterio» en cada uno de los hogares que han elegido nuestro canal para presenciar «La Semana Mayor».
El Nazareno villalbero hacía acto de presencia al rezumar de la «anochecida condal», mientras el Cautivo palmerino arrojaba emoción y sentimentalismo a su paso por el tejido urbano.
Sin olvidar, la sutileza de la Piedad almonteña, el recodo histórico del atado a la Columna hinojero, o la entereza del Cautivo bollullero.
Una jornada plagada de silencios y perfumes etéreos, que en el Condado suma adeptos y que, gracias al factor humano de esta casa, volvió a desnudar su alma máter.
María Díaz prendía el cirio de un programa, cuya cera quedaba envuelta por el análisis más detallado de Rosa Pérez; mientras los cíngulos penitentes cobraban sentido con las apariciones de Mar Rodríguez y Celia Gil.
Todo queda previsto para que la Cruz de Guía alcance la tarde de Miércoles Santo.