El vicepresidente de la Diputación de Huelva, José Manuel Zamora, ha mantenido un encuentro con la misionera Dolores (Loly) Mendoza, de la congregación Misioneras de la Doctrina Cristiana, y con representantes de la Asociación ‘Cumbreños con Burkina’, entre ellos su presidente, Jesús Sánchez, para conocer los avances del Centro de Formación de Mujeres y Guardería de Boassa, en Burkina Faso, un proyecto que, desde hace años, cuenta con el respaldo de la institución provincial a través de su Servicio de Cooperación Internacional.
Durante el encuentro, el vicepresidente José Manuel Zamora ha hecho hincapié en que “la cooperación internacional es una de las líneas más humanas y solidarias del trabajo de la Diputación de Huelva, y una muestra del compromiso real de esta institución con la igualdad de oportunidades, la justicia social y la defensa de los derechos fundamentales, más allá de nuestras fronteras”.
En este sentido, ha subrayado el valor de la colaboración con asociaciones onubenses como ‘Cumbreños con Burkina’, “que demuestran cómo desde pequeños municipios de nuestra provincia se pueden impulsar grandes gestos de solidaridad y contribuir a transformar vidas”.
Loly Mendoza, natural de Cumbres Mayores, vivió más de una década en Burkina Faso y fue directora de este centro, que hoy sigue apoyando gracias al vínculo personal y solidario que mantiene con las mujeres y familias de Boassa. Tras su última visita este verano, ha podido comprobar la evolución del proyecto y las nuevas necesidades que afrontan, en un contexto cada vez más complicado por la situación de inestabilidad que vive el país africano.
“Estamos muy agradecidos a la Diputación de Huelva por haber apoyado este proyecto desde 2016, junto a la Asociación ‘Cumbreños con Burkina’”, ha explicado Mendoza. “Empezamos trabajando con un grupo de mujeres, dándoles microcréditos para ayudarlas a mantener a sus familias, pagar la educación o la sanidad, y con el tiempo hemos levantado un centro de formación y una guardería para los niños. Cuando llegamos no había nada: ni agua, ni luz, ni caminos, y hoy tenemos placas solares, agua, aulas, los niños comen cada día y las mujeres se forman. Ha sido un trabajo conjunto que verdaderamente ha dado su fruto”.
Visiblemente emocionada, la misionera ha recordado cómo el proyecto ha transformado la realidad de Boassa: “Cada vez que voy, me conmuevo. Lo que antes era desierto hoy es oasis, es vida. Y aunque ahora Burkina vive una situación muy difícil, con desplazados y familias que llegan sin nada, seguimos trabajando para acogerlos, escolarizar a los niños y ayudar a quienes lo han perdido todo. Eso nos da fuerzas para seguir”.
Por su parte, Jesús Sánchez, presidente de Cumbreños con Burkina, ha recordado los orígenes de este proyecto que nació, según sus palabras, “de una locura solidaria”: “Empezamos en 2015 enviando un contenedor con material que aquí ya no usábamos, pero que allí era imprescindible. Nadie imaginaba que esa aventura iba a convertirse en lo que hoy es: una escuela con 145 niños que cada día desayunan un vaso de leche y almuerzan su único plato del día. Tener un lugar seguro donde estudiar y comer ha cambiado sus vidas. Las mujeres también han avanzado muchísimo; ahora tienen aulas, máquinas, hacen sus propios desfiles de fin de curso… Es algo indescriptible”.
Sánchez ha agradecido con emoción el apoyo constante de la Diputación de Huelva: “Todo empezó con una llamada de la propia institución provincial y con su confianza en que unos locos de un pueblo pequeño podían hacer algo grande. Lo hemos hecho y queremos seguir creando esperanza”.
Desde su inicio en 2017, la colaboración entre la Diputación y la Asociación ‘Cumbreños con Burkina’ ha permitido construir aulas, un comedor y letrinas, mejorar la instalación eléctrica y los caminos de acceso, garantizar la alimentación diaria de más de un centenar de menores y ofrecer formación y microcréditos a mujeres del entorno.
En la Convocatoria de Subvenciones de Cooperación Internacional de 2025, la Asociación ha recibido una ayuda de 19.847 euros para continuar impulsando el desarrollo productivo de las mujeres, la atención a los menores y el fortalecimiento del centro, que sigue siendo un espacio de esperanza y de futuro en una de las zonas más castigadas por la violencia y la pobreza del país.