La Estación Biológica de Doñana (EBD), junto con la ICTS de la Reserva Biológica de Doñana (ICTS-RBD), organismos dependientes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han presentado este miércoles los resultados del Programa de Seguimiento de Procesos Naturales en el Espacio Natural de Doñana durante el año 2022 y que recoge que Doñana cerró el pasado año con «récord» de temperatura máxima, mínimas de precipitaciones y escasez de aves acuáticas invernantes.
Este programa de seguimiento recoge periódicamente información científica para analizar la evolución del estado de conservación de Doñana y permite detectar cambios en los ecosistemas, como la aparición de especies invasoras o plagas, el declive o recuperación de poblaciones o la desecación progresiva de los humedales. Los resultados se trasladan de forma anual a la Oficina del Espacio Natural de Doñana y a las autoridades autonómicas, según ha indicado el CSIC en una nota.
Al acto han asistido el consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía, Ramón Fernández-Pacheco, y el director de la Estación Biológica de Doñana (EBD), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Eloy Revilla, en el Centro de Visitantes de La Rocina en Doñana (Huelva) con motivo del Día Mundial de los Humedales.
«Hoy presentamos la Memoria del seguimiento realizado a lo largo del año hidrológico 2021-2022, que ha sido uno de los peores desde que iniciamos nuestro trabajo en la década de los 70 del pasado siglo. La intensa y prolongada sequía causada por el cambio climático, y la presión que la actividad humana ejerce en el exterior del área protegida dejan notar su huella en los distintos indicadores del estado de la biodiversidad de Doñana», ha afirmado Eloy Revilla.
Revilla ha señalado que el papel del CSIC como centro de investigación está en «obtener la información y ponerla a disposición de las administraciones con competencias en la gestión y de la sociedad en su conjunto». «La preocupación social por la conservación de Doñana es grande y hoy en día, afortunadamente, las distintas administraciones se han puesto a trabajar conjuntamente para conseguir que Doñana siga siendo un valor de futuro», ha añadido.
Por su parte, el consejero ha anunciado que el Gobierno andaluz renovará el actual Plan Andaluz de Humedales (PAH) y en la misma línea, ha asegurado que la Consejería de Sostenibilidad invertirá un total de 15,4 millones de euros para la restauración de humedales a lo largo de 2023 y 2024, con cargo a fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR).
«Creemos que ya se hace necesario actualizar este plan para adaptarlo a los cambios acaecidos tanto en la normativa como en los compromisos y responsabilidades en materia de humedales a nivel regional, nacional e internacional», ha señalado Fernández-Pacheco. Entre estos destacan, el ‘Plan Estratégico Ramsar 2016-2024’ y la reciente aprobación por la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente del Plan Estratégico de Humedales a 2030.
LA MEMORIA 2022
El Programa de Seguimiento contempla varios ámbitos que abarcan desde una monitorización del medio físico y del estado hídrico de Doñana, hasta una estimación del estado de conservación de los principales hábitats y, por supuesto, el seguimiento de especies y poblaciones.
En los datos obtenidos en los últimos años, y que han sido presentados durante el acto por el vicedirector de la EBD, Javier Bustamante, se destaca que el ciclo hidrometeorológico que va de septiembre del 2021 a septiembre de 2022 se caracterizó como seco y cálido, siguiendo la tendencia observada durante la última década.
En la estación meteorológica del Palacio de Doñana se recogieron 282,5 litros de precipitación. Ha sido el año con la menor precipitación anual de los últimos diez, el segundo más seco desde 2004-05, cuando se registró el mínimo de la serie histórica que se inició en 1978, con solo 169,8 litros, y ha resultado ser el cuarto más seco de la serie. Respecto a las temperaturas, se ha tratado del ciclo con la mayor temperatura máxima (46,30°C) y la mayor temperatura media anual (18,53°C) registradas.
El ciclo 2021-22 se caracterizó por un inicio temprano de las precipitaciones, en septiembre, pero que no tuvo continuidad inmediata, por lo que el otoño fue seco. La mayor parte de las precipitaciones tuvieron lugar en invierno y a principios de primavera. Esta distribución de la precipitación unida a las elevadas temperaturas, que ya en abril tuvieron picos de más de 30°C, hicieron que la primavera fuese cálida y corta. El verano fue largo y caluroso, con 19 días con temperaturas por encima de 40 grados y con dos intensas olas de calor.
La memoria 2022 enfatiza, además, que las lagunas de Doñana, especialmente aquellas que dependen del agua subterránea y tienen hidroperiodos largos han sufrido este año un acortamiento del mismo muy acusado. La laguna del Sopetón se secó a primeros de julio, mientras que la laguna Dulce se secó por completo a primeros de agosto. Se llegó a la situación del secado casi completo de la laguna de Santa Olalla justo finalizando el ciclo en agosto. Santa Olalla está considerada una laguna de carácter permanente que no había sufrido una desecación tan intensa ni con ocasión de los periodos de sequía anteriores.
El tiempo que la marisma de Doñana permaneció inundada, conocido como hidroperiodo, que depende fundamentalmente de la precipitación, fue muy corto, con una anomalía (diferencia con la media anual) muy negativa, debido a las escasas precipitaciones. Como consecuencia, la invernada de aves acuáticas fue muy escasa.
En el censo de enero de 2022, cuando se realiza el Censo Internacional de Aves Acuáticas coordinado por Wetlands International, el número de aves censadas fue de sólo 80.880, un número preocupantemente bajo. De hecho, ha sido la segunda peor cifra de toda la serie histórica de censos de enero (n=47), teniéndonos que remontar 35 años, a enero de 1975, para encontrar una cifra más baja (44.601 ejemplares).
El censo de enero suele coincidir con la cifra máxima de aves acuáticas, pero en este año hidrometeorológico, esa cifra se alcanzó en noviembre de 2021, con 87.488 aves. Estos números son preocupantes y están muy lejos del máximo de la temporada pasada (474.830 aves) y más lejos aún de los máximos obtenidos al final de la década de los 80 y principios de los 90 del siglo pasado, con cifras que llegaron a superar las 600.000 aves invernando en Doñana.
Estas cifras se explican en gran medida debido a las escasas precipitaciones que provocaron que la marisma estuviera prácticamente seca en una gran parte de su extensión. Sólo la marisma del Rocío, la zona de la vera norte, los Sotos y una parte de la marisma de Hinojos Norte presentaban lámina de agua, aunque muy somera. De hecho, a la fecha de realización del censo de enero (14/01/2022) se habían recogido solo 113,3 litros de precipitación.
La distribución de las aves acuáticas durante el censo de enero de 2022 en el Espacio Natural de Doñana cambió sustancialmente con respecto al ciclo anterior, volviendo a ser la piscifactoría de Veta la Palma (La Puebla del Río-Sevilla) la zona más utilizada (34% de las aves), debido a la inundación permanente de las distintas balsas que posee la finca, independiente del régimen de lluvias anual. Esta es la razón por la que dicha finca supone un refugio clave para las aves invernantes cuando las precipitaciones son escasas y la marisma natural no presenta condiciones óptimas para la invernada.
ESPECIES EN DECLIVE
La temporada de reproducción de aves acuáticas de Doñana fue también mala debido a la sequía. Como dato a destacar, el milano real (Milvus milvus) posee una población reproductora sedentaria y otra migradora invernante en el Espacio Natural de Doñana.