Hace meses la prensa y medios internacionales difundían la, sorprendente, historia de un asno bautizado como “Galileo”.
Este burro fue recogido por la policía en la ciudad de Huelva y después paso a ser acogido en una perrera publica donde pasó su infancia compartiendo juegos y actividades con sus amigos caninos.
Lo curioso es que Galileo adquirió todos los hábitos de la otra especie y llego, literalmente, a comportarse como un perro más: olisqueaba el suelo, paseaba con correa adelantándose al cuidador, mordía e incluso acompañaba a los perros en sus juegos e interacciones.
Finalmente, el Ayuntamiento de la ciudad traslado este burrito a la Asociación “El Burrito Feliz”, una organización situada en el entorno natural de Doñana y con, reconocida, experiencia en el trato y cuidado animal.
Aquí los monitores, durante meses, trabajaron para que Galileo dejara de rechazar a los otros burros y asumiera que él también era uno de ellos.
La noticia impacto enormemente y la imagen de este burro-perro ocupo titulares en la prensa de países tan dispares como Italia o Inglaterra.
En nuestro país un reconocido articulista ofreció, en un diario de amplia difusión, un artículo titulado “Sánchez y el burro Galileo” comparando las, supuestas, similitudes en las actuaciones del Presidente del Gobierno con las del travieso, y ya sobradamente conocido, burrito.
Han pasado meses y el resultado del esfuerzo resulta, igualmente, llamativo: Galileo es ahora el líder y guía del resto del grupo de asnos que participa en un proyecto de desbroce natural de viñedos para evitar el uso de venenos y herbicidas en esta zona, tan sensible, del ecosistema andaluz.
El proyecto desarrollado por el grupo ecologista femenino “Mujeres por Doñana” se está llevando a cabo en una finca experimental en el término de Chucena-Huelva y allí los burritos, en colaboración con gansos, mantienen un viñedo de 50.000 m2 libre de hierbas y vegetación invasiva.
Estas mujeres, muy comprometidas con el medio ambiente de este, degradado espacio natural, intentan mediante el trabajo y el ejemplo mentalizar a las administraciones de la necesidad de evitar el uso de herbicidas, que, según ellas, están finiquitando la avifauna de estas zonas.
Lo que resulta, del todo indiscutible, es que el burro Galileo es de todo menos un asno convencional, es por ello que continúa aportando energía positiva a todos los lugares donde se va requiriendo su presencia.