El centro de salud de Los Rosales, en la capital onubense y dependiente del Distrito de Atención Primaria Huelva-Costa, ha organizado un grupo socioeducativo (GRUSE) enfocado exclusivamente a población masculina que tiene como objetivo promocionar la salud de los usuarios y mejorar sus capacidades a la hora de afrontar las dificultades de la vida cotidiana.
Los denominados GRUSE son una estrategia de la Consejería de Salud y Familias que se orientó en una primera fase a mujeres, si bien, a raíz de los excelentes resultados obtenidos, se ha extendido también a hombres para alcanzar idénticos objetivos en términos de percepción de la salud y reducción del consumo de psicofármacos y de la frecuentación a los centros sanitarios.
La delegada territorial del ramo, Manuela Caro, ha asistido a la sesión de apertura de esta actividad, la primera de este tipo que se lleva a cabo en la ciudad de Huelva después de otras acciones similares en Nerva y Ayamonte, pero en este caso con mayor número de asistentes.
En concreto, el GRUSE del centro de salud de Los Rosales cuenta con 12 participantes que a lo largo de nueve sesiones con periodicidad semanal trabajarán los siguientes bloques temáticos: introducción, activos personales y comunitarios, comunicación, pensamiento y percepción, emoción y autoestima, autocuidado y manejo del estrés, metas y objetivos, resolución de problemas y, como cierre, reflexión de lo aprendido y entrega de diplomas. Los contenidos son impartidos por la trabajadora social del centro, Adriana Rico.
Descripción detallada
Los grupos socioeducativos persiguen fomentar los activos para la salud y el bienestar emocional, previniendo problemas de salud mental entre la población, en consonancia con el plan integral en este ámbito de la Consejería de Salud y Familias. Están compuestos por un máximo de 15 personas, son coordinados por los trabajadores sociales de los centros de salud y ofrecen el aprendizaje de habilidades personales que permitan desarrollar talentos y recursos para afrontar de forma saludable los problemas de la vida cotidiana.
Inicialmente tenían como destinatarios a la población femenina, ya que un alto porcentaje de las personas tratadas por problemas de depresión o similares en los centros de atención primaria son mujeres, con cargas familiares y edades comprendidas entre los 30 y los 65 años. Su trabajo en grupo se ha demostrado efectivo para evitar el aislamiento social, mejorar la autoestima y el manejo de las emociones.
Distintos estudios muestran que, en momentos de adversidad, los hombres tienen más dificultad para recuperar o mantener la salud, padecen algunas enfermedades con mayor frecuencia y presentan una mayor tasa de mortalidad. De hecho, se ha documentado que, durante tiempos de dificultad económica, los hombres tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, muerte por suicidio o abuso de alcohol.
Los roles tradicionales de género dificultan a los hombres gestionar sus emociones de manera saludable y reconocer que precisan ayuda. Ante esta situación, surge la necesidad de trabajar de manera específica con los grupos de hombres que presentan malestar emocional para que movilicen sus activos para la salud, tanto propios como los del entorno, pero teniendo en cuenta y abordando los determinantes de género que se asocian específicamente al malestar masculino y a sus mayores tasas de conductas de riesgo.
Población diana
Los GRUSE están dirigidos a personas adultas de todas las edades, sin patología específica de salud mental, con déficit en el apoyo familiar o social que acuden a consulta por quejas inespecíficas o somatizaciones que les generan sufrimiento. Se incluyen a pacientes con complicaciones sociales o personales que actúen como factores de riesgo para un problema de salud mental, o con presencia de acontecimientos vitales estresantes que configuren un claro factor de riesgo en personas vulnerables.
A través de esta estrategia se posibilita la adquisición de una mayor autonomía, de habilidades de comunicación y de relación, así como el uso de recursos sociales y activos de salud para afrontar los problemas, gracias a una visión más positiva y a la interacción con el grupo. Además, favorece que la persona identifique y use o desarrolle activos individuales (competencia social, autoestima, estrategias de afrontamiento…), comunitarios (redes de apoyo, solidaridad, cohesión comunitaria…) e institucionales (sistema sanitario, servicios sociales, empleo…).
La evidencia científica avala asimismo el uso de intervenciones grupales ofertadas desde atención primaria que mejoran las capacidades y oportunidades de las personas para afrontar circunstancias difíciles de la vida y disminuyen los riesgos asociados a un afrontamiento ineficaz de estas situaciones, con efectos positivos para su salud y su bienestar emocional.