Es el 15 de agosto un día de celebración. Un día de gracia. Un día que se vive intensamente en sus municipios con las procesiones de sus patronas, que deberían celebrarse, pero que la pandemia os ha dejado por segundo año consecutivo sin ellas.
Cada pueblo y cada hermandad se han adaptado a las circunstancias como ha podido.
En Manzanilla, las imágenes de San Roque y la Virgen de la Victoria han celebrado su función en la explanada contigua a la ermita de la calle que lleva su nombre, con el fervor controlado de sus devotos.
Villarrasa finalmente celebró una exaltación a su patrona, la Virgen de los Remedios, solo que finalmente tuvo que ser en el interior de la parroquia de San Vicente. La alta incidencia de estos días no ha permitido que fuera en la plaza de España como estaba previsto. Sin embargo, las notas y el verso caracterizaron esta noche especial.
Paterna tuvo durante la tarde en veneración a su patrona, la Virgen de las Virtudes, en el interior de la parroquia de San Bartolomé, donde los asistentes se han encontrado un poco más cerca de la imagen, lo que ha hecho disfrutar a los devotos que se encontraban en el templo.
Finalmente, La Palma vivió la noche del milagro. No era como en un principio estaba previsto, ya que la subida de contagios provocó la suspensión de la procesión. Pero la Virgen quiso salir a la puerta de su parroquia de San Juan Bautista para consolar a sus hijos y devotos, celebrándose el tradicional Rosario de Doce y la misa de acción de gracias.