¿Tiene en su hogar algún electrodoméstico eficiente de clase A+++? Pues debe saber que a partir de hoy ese mismo aparato tendrá una calificación B o incluso C, en algunos casos. La escala de las etiquetas energéticas a nivel europeo se revisa y cambia de nuevo para hacerla más entendible para los consumidores.
Desaparecen las clases A+++, A++ y A+, a las que corresponde la mayoría de los productos disponibles en el mercado en la actualidad, porque ya no cumplen su función: los usuarios no saben la diferencia que existe entre la A y cada uno de los +.
Así, volvemos a la escala original de siete letras: de la A a la G, con un color verde para el más eficiente y rojo para el que lo es menos. La nueva normativa europea de etiquetado también modifica el método de cálculo del consumo de energía, no siendo posible hacer una correspondencia directa entre las etiquetas antiguas y las nuevas. A modo orientativo, un frigorífico o una lavadora que hasta ahora eran A+++ pasan a ser B o C, aunque sigan siendo tan eficientes energéticamente como antes.
Desde la Agencia Andaluza de la Energía, entidad adscrita a las consejerías de la Presidencia, Administración Pública e Interior y de Hacienda y Financiación Europea, te explicamos cómo es esta nueva etiqueta energética.
La clase A será la más exigente en términos de energía, ahorro económico en la factura eléctrica y reducción de emisiones contaminantes. Y para que no haya dudas para los consumidores con el nuevo etiquetado durante estos primeros meses no habrá electrodomésticos con la letra A para dejar espacio a los nuevos productos de muy alta eficiencia energética, más innovadores y sostenibles que los fabricantes van a ir desarrollando. Por tanto, los productos más eficientes y de menor consumo de electricidad disponibles en el mercado estarán en las clases B o C.
Otra novedad de la nueva etiqueta es la inclusión de un código QR ligado a una base de datos de la Unión Europea (‘European Product Database for Energy Labelling-EPREL’). Escaneándolo, podremos recibir en nuestros móviles la ficha técnica del electrodoméstico con información adicional de cada modelo introducida directamente por los fabricantes.
¿A qué electrodomésticos afecta la nueva etiqueta?
Según las estimaciones realizadas por la Agencia Andaluza de la Energía, más de la mitad del consumo medio de electricidad de los hogares está relacionado con el funcionamiento de los electrodomésticos y, de este porcentaje, el mayor consumo se deriva del frigorífico, que permanece 24 horas encendido. En este sentido, si sustituimos nuestra antigua nevera por uno de eficiencia superior puede ahorrarnos, aproximadamente, 900 euros a lo largo de su vida útil, además de contribuir a un importante beneficio medioambiental.
De ahí la relevancia de que el consumidor sepa exactamente cuánta energía va a gastar su producto y el ahorro que conseguirá si elige comprar uno energéticamente más eficiente.
La nueva etiqueta energética afecta, en una primera fase y a partir de hoy, a los productos más solicitados por los usuarios: frigoríficos y congeladores para uso doméstico, lavadoras y lava-secadoras, lavavajillas, televisores y pantallas electrónicas, así como a frigoríficos y congeladores comerciales que, hasta ahora, carecían de ella. Llegada esta fecha, las tiendas disponen de un plazo de 14 días laborables para realizar el cambio de etiqueta en todos los electrodomésticos expuestos.
Respecto a las fuentes de luz (bombillas/lámparas), la nueva etiqueta energética comenzará a usarse a partir del 1 de septiembre de 2021. Y no será hasta el año 2022 cuando veamos nuevas etiquetas para aires acondicionados, secadoras, estufas o calentadores de agua. Para estos grupos de productos las etiquetas actuales con las clases A+, A++ y A+++ seguirán mostrándose en las tiendas.
Más información y más pictogramas
Las nuevas etiquetas energéticas contienen más información que las anteriores y están configuradas atendiendo a pictogramas en su parte inferior que hacen que puedan ser entendibles por todos los ciudadanos europeos, independientemente de la lengua que se utilice en cada país. A través de ellos, se ilustra de manera gráfica las características específicas de los productos; algunos son iguales a la anterior etiqueta, otros se han actualizado y otros son completamente nuevos, como la eficiencia de energía en el modo ‘HDR’ para televisiones y pantallas o el tiempo del lavado para lavadoras.
Así, en un frigorífico podremos saber el consumo energético anual en kWh o la capacidad en litros del congelador y el refrigerador. En un televisor conoceremos el consumo energético en el modo de imagen estándar (SDR) por 1.000 horas (kWh), el consumo energético en alta resolución (HDR) por 1.000 horas (kWh), el tamaño de la pantalla en centímetros y pulgadas o la resolución horizontal y vertical en píxeles. La etiqueta de la lavadora mostrará ocho indicadores además del código QR y la escala de eficiencia energética. Veremos también el consumo energético ponderado por 100 ciclos de lavado (kWh), la capacidad de carga del programa ECO, la duración del programa ‘Eco 40-60’ (en horas:minutos), el consumo de agua ponderado por ciclo (litros), la clase de eficiencia del centrifugado o el ruido en decibelios (de la A a la D).
En el caso del lavavajillas, su etiqueta nos ayudará a saber el consumo de energía (kWh) para 100 ciclos de lavado (con programa ECO), la capacidad que tiene en número de cubiertos, el consumo de agua en litros por ciclo (con el programa ECO), la duración del programa ECO en horas:minutos y el ruido que produce en decibelios (de la A a
la D).
Este nuevo etiquetado tampoco será definitivo, sino que será revisado periódicamente en función de la evolución de la tecnología y del mercado. Para garantizar que el consumidor siempre reciba información clara sobre la eficiencia energética del electrodoméstico que compra, se revisará de nuevo cuando el 30% de los productos en el mercado de la UE alcancen la clasificación ‘A’.
Desde su creación en 1994, las etiquetas energéticas de la UE han ayudado a los consumidores a elegir productos que utilizan menos energía y que, por lo tanto, ahorran en la factura energética, siendo más respetuosos con el medio ambiente.
Además de contar con electrodomésticos energéticamente eficientes, hay otras actuaciones que podemos llevar a cabo en nuestros hogares para ahorrar energía. Así, por ejemplo, conforme las estimaciones realizadas por la Agencia Andaluza de la Energía, casi un 10% de la energía que se consume en casa se derrocha. Usar la iluminación adecuadamente, utilizando tecnología led, cubrir las posibles fisuras de puertas y ventanas para impedir la fuga de energía, utilizar la lavadora y el lavavajillas a plena carga o no abrir el horno cuando se está cocinando para que no salga el calor interior, son pequeñas medidas con las que evitaremos hasta un 40% de las pérdidas de energía.
Toda esta información sobre el nuevo etiquetado europeo de electrodomésticos y cómo ahorrar energía en nuestras casas está disponible la web de la Agencia Andaluza de la Energía (www.agenciaandaluzadelaenergia.es/es/informacionenergetica/ahorrate-energia/en-el-hogar).