Un total de seis personas han podido salvar su vida en los últimos días gracias a dos donaciones multiorgánicas registradas en el Hospital Infanta Elena, que han permitido llevar a cabo varios trasplantes, tanto de carácter pulmonar, como renal y hepático, a personas cuya supervivencia y calidad de vida se encontraba ya muy comprometida. Una nueva muestra del valor solidario de la sociedad onubense, que viene a refrendar la tendencia creciente de donaciones registradas en la provincia en el último año tras el parón que supuso la pandemia.
Estas dos nuevas donaciones se han registrado con pocos días de diferencia y suponen una esperanza vital para aquellos pacientes que se encuentran a la espera de un órgano para salvar o para poder mantener una calidad de vida aceptable, sin necesidad de estar conectado a un equipo de respiración asistida o someterse a un proceso de diálisis cada pocos días.
Ambas donaciones se han producido en la modalidad de asistolia, es decir, lo que se califica como “a corazón parado”, ya que se trata de personas fallecidas por el cese irreversible del latido cardíaco. Se trata de nuevas estrategias, cada día más frecuentes, que han ido surgiendo para contrarrestar el progresivo descenso del número de personas que fallecen en muerte encefálica. Esta nueva modalidad, junto con la donación en vida que también ha crecido en los últimos años, suponen un claro ejemplo de la renovación de las prácticas médicas con el objetivo de seguir salvando vidas.
En uno de los casos se ha tratado de un paciente que se encontraba en el final de su vida a consecuencia del avance de una enfermedad neurodegenerativa como es la ELA. Poder donar no es solo un acto generoso frente a la vida, sino que resulta también un derecho que asiste a todas las personas y que supone en muchos casos un consuelo ante una vida que se acaba de forma prematura.
Gracias a la implicación del movimiento asociativo de pacientes, que informan a sus asociados sobre esta posibilidad y los nuevos avances médicos está resultando posible la donación en estos casos, así como en los de otras patologías graves que implican una degeneración neuromuscular. En estos casos, el dolor por la pérdida da paso a la esperanza por la supervivencia de muchos y la mejora de la calidad de vida.
Pero para poder llevar a cabo estas actuaciones, ha sido necesaria la activación de un amplio dispositivo sanitario formado por numerosos profesionales, tanto del Hospital Infanta Elena como de los centros sanitarios en los que se ha procedido a la implantación, y de los que han formado parte cirujanos, anestesistas, radiólogos, oftalmólogos, traumatólogos, especialistas en medicina intensiva y urólogos, entre otros, además de numeroso personal de enfermería, técnicos y personal no sanitario, que han realizado un importante esfuerzo con el objetivo de agilizar y dar cumplimiento a todas las actuaciones necesarias para el acto efectivo de donación.
Desde la Coordinación de Trasplantes del Hospital Infanta Elena y en nombre de todos los profesionales que cada día refuerzan su implicación y su compromiso para que ese acto generoso se convierta en una esperanza de vida, se quiere expresar el más sincero agradecimiento a las familias de los donantes, “por su extraordinaria generosidad, que constituye un claro ejemplo a seguir para todos”.
Este esfuerzo conjunto, de los profesionales y de la sociedad en general, resulta aún más valioso teniendo en cuenta que la demanda de órganos ha aumentado en los últimos años gracias a los avances de la ciencia, que han permitido mantener con vida durante más tiempo a muchos receptores, por lo que se hace necesario extremar la atención, involucrar a todos los profesionales de la red hospitalaria y apostar por la promoción de la donación de órganos como elementos fundamentales para poder seguir ofreciendo una respuesta a los pacientes que aún esperan un órgano para recuperar una vida plena y con salud.