Especialistas en Endocrinología y Nutrición y en Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez han difundido en una guía colaborativa las recomendaciones para la atención precoz de los pacientes que padecen disfagia, con el objetivo de mejorar su calidad de vida. La guía se ha dado a conocer coincidiendo con la celebración este sábado del Día Mundial de esta prevalente enfermedad, que se estima que afecta a 1 de cada 17 personas a lo largo de su vida.
La disfagia es la dificultad o imposibilidad para tragar alimentos sólidos, líquidos o ambos. En el 80% de los casos se produce como consecuencia de una alteración orofaríngea (desde la boca hasta la entrada al esófago) con diferentes niveles de severidad. Es un trastorno importante que puede afectar a la nutrición, la seguridad y el bienestar de los pacientes y puede ser potencialmente mortal.
Los motivos de esta alteración son de diversa índole, abarcando a personas con edad avanzada, niños con patología neurológica, pacientes con enfermedades neurodegenerativas (demencia, Parkinson, esclerosis múltiple, ELA), con accidente cerebro vascular (ictus), con secuelas oncológicas o pacientes críticos con larga estancia en UCI, entre ellos, afectados de Covid-19.
Sin embargo, a pesar de la elevada prevalencia de esta patología y las graves complicaciones asociadas, aún se diagnostica de un modo insuficiente, siendo vitales la identificación temprana y el tratamiento adecuado para facilitar una alimentación eficaz y segura adaptada a la situación de cada persona.
Por ello, nace el Grupo andaluz para el Estudio de la Disfagia y Nutrición (GEDYN), promovido y coordinado por las doctoras Isabel Rebollo y Juana María Rabat, con el firme compromiso de profundizar en su conocimiento y divulgar la importancia de esta patología que subyace en el curso de otras enfermedades, complicando su pronóstico.
Así, la Guía de Atención al Paciente con Disfagia Orofanríngea, de la cual es coautora Isabel Rebollo, responsable del servicio de Endocrinología y Nutrición de Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez, cumple el primer objetivo de GEDYN: “difundir las recomendaciones para el diagnóstico y el tratamiento tanto nutricional como rehabilitador en esta patología, basadas en las mejores evidencias científicas disponibles”, de modo que “sean de utilidad para todos los profesionales que atienden a personas afectas de disfagia”.
Para su elaboración, GEDYN ha contado con un grupo de expertos de Andalucía con amplia experiencia en la atención a personas con disfagia, en el que ha participado también la doctora Silvia Muñoz, especialista en Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez y responsable de la revisión de la terapia de rehabilitación de la guía. El manual cuenta con los avales de las Sociedades Andaluzas de Medicina Física y Rehabilitación y de Nutrición Clínica y Dietética.
Unidad de Disfagia de referencia provincial
La Unidad de Foniatría y Logopedia del servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez, que coordina la doctora Silvia Muñoz, cuenta con una Unidad de Disfagia Orofaríngea de referencia provincial. Está formada por profesionales especializados en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de estos pacientes, atendiéndolos de forma ambulatoria en consultas externas y en hospitalización.
En esta Unidad especializada se evalúan la capacidad y seguridad de la deglución mediante protocolos clínicos estandarizados y pruebas instrumentales como la fibroendoscopia de la deglución. En función de las dificultades, los pacientes pueden necesitar tratamiento rehabilitador mediante la aplicación de diferentes técnicas terapéuticas como ejercicios, maniobras deglutorias y aprendizaje de nuevas pautas para comer y beber, por parte de los profesionales que forman parte de este dispositivo.
Además, trabajan de manera coordinada con el servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital para mejorar la atención de estos pacientes realizando el abordaje nutricional en cada caso. Normalmente estas personas presentan déficits nutricionales por la dificultad que tienen para tragar los alimentos, precisando modificaciones en la textura de los alimentos, añadir espesante a los líquidos para ingerirlos de forma segura, o la necesidad de suplementos nutricionales de textura modificada. En los casos más graves, pueden precisar nutrición enteral por sonda. En definitiva, un trabajo conjunto que mejora el pronóstico y la calidad de vida de estas personas.