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El Obispo preside en la Catedral la Misa de Ramos en la Pasión del Señor

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El obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez, ha presidido en la Santa Iglesia Catedral la Misa de Ramos en la Pasión del Señor con la que comienza la Semana Santa para los cristianos. La celebración ha sido concelebrada por varios sacerdotes diocesanos y ha contado también con la asistencia del alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, de la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Huelva, María Villadeamigo, miembros del Cabildo Catedral así como una representación del Consejo de Hermandades y Cofradías de Huelva y los hermanos mayores.

Asimismo, ha indicado que el camino es una subida desde Jericó, donde comienza la última parte de la peregrinación de Jesús, a Jerusalén -respecto al nivel del mar, hay una subida de unos mil metros-. Se trata, pues, de una subida que «es imagen del movimiento interior de la vida cristiana», y ha añadido que «subir supone esfuerzo y fatiga; lo cómodo es bajar hasta lo vulgar, quedarnos en el nivel de lo sensitivo». El Obispo ha expresado que «podemos incluso hundirnos en el vicio y el pecado, arrastrados por nuestros más bajos instintos, sin embargo, Jesús nos lleva hacia lo más alto, a vivir una humanidad plena, en la verdad, la libertad, la justicia y el amor, mediante el cumplimiento de los Mandamientos, entendidos desde Cristo: el amor a Dios y al prójimo, con todo lo que hace realista ese amor», como es el amor a Dios sobre todas las cosas, como fundamento de todo lo demás (los tres primeros mandamientos); el amor en la familia (cuarto mandamiento); el respeto a la vida (quinto mandamiento); el orden del matrimonio y de la sexualidad no separada del amor y de la apertura a la vida (sexto mandamiento); el ordenamiento social (séptimo mandamiento); y la inviolabilidad de la verdad (octavo mandamiento). «Este es el camino que nos lleva hacia el amor, nos lleva hacia Dios», ha subrayado.

Además, Mons. Santiago Gómez ha recordado que Jesús “marchaba por delante subiendo a Jerusalén”, de forma que «la meta es Jerusalén». Es la ciudad concreta: «el lugar del Dios único, que buscan todos los hombres. El mismo que se ha dado a conocer en una historia con los hombres que comenzó con Abrahán. Jesús va a celebrar la Pascua memorial de la Alianza, consciente de que Él mismo en la cruz será el Cordero inmolado de la nueva Pascua». En este sentido, ha afirmado que «no se pueden alcanzar grandes resultados sin renuncia y esfuerzo. La Cruz es expresión de lo que el amor significa: sólo se encuentra quien se pierde a sí mismo, pero el camino de Jesús va más allá, no acabará en la Cruz, aunque pasa por ella».

El Obispo ha indicado también en su homilía que «para recorrer este camino necesitamos que el Señor nos tome de la mano en los sacramentos, dejarnos purificar y curar, para no desfallecer en la subida» y «el sacramento de la penitencia, recomendado para celebrar el triduo pascual, es el remedio que el Señor nos ofrece». Así, «Él nos guía en la tierra y más allá de este mundo» y a la meta a la cual Él quiere llevarnos es «a la comunión con Dios, a estar con Dios», por lo que ha alentado a que «entremos con ánimo y esperanza cristiana esta Semana Santa».

Tal y como recuerda la Delegación Diocesana para la Liturgia, la celebración del Domingo de Ramos se caracteriza por tener dos partes: la procesión y la Misa, que son dos elementos unidos y dependientes el uno del otro. La procesión comienza con el rito de la bendición de los ramos, sigue la lectura del Evangelio que relata la entrada de Cristo en Jerusalén. Este fragmento se toma de Mateo, de Marcos o de Lucas (sinópticos), según el ciclo que corresponda a ese año. En la celebración de este 2022 (ciclo C) se ha proclamado el Evangelio según san Lucas (Lc 19, 18-40) y, posteriormente, se ha iniciado la procesión (alrededor de la plaza de la Merced), durante la que se rinde homenaje a Cristo, Redentor de la humanidad, imitando a aquellos que lo aclamaron como Mesías-Rey. La meta de la procesión es la celebración de la Eucaristía, ya que en ella se actualiza el sacrificio de Cristo. Asimismo, la liturgia de la Misa insiste en dos aspectos: la Pasión y la Pascua. El primero queda expresado en la lectura de la Pasión. El segundo con la segunda lectura, las oraciones y el prefacio de la Misa.

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia detalla que durante la Semana Santa la Iglesia celebra los misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén.

De esta forma, como se explica desde la Delegación Diocesana para la Liturgia, la Semana Mayor se inaugura con una “Entrada”, la de la Iglesia peregrina acompañando a Cristo que va a padecer y, termina con otra “Entrada”, el paso de la muerte a la vida, que celebramos durante la Vigilia Pascual.

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