El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha interrogado hoy a la joven de Almonte que fue detenida ayer en el aeropuerto cuando pretendía viajar a Siria para integrarse en las filas de Estado Islámico. María Cala Márquez, tiene 22 años, y según el Ministerio de Interior, su proceso de radicalización fue rápido, cercano a lo que los especialistas llaman un ‘adoctrinamiento express’.
El colectivo de jóvenes no musulmanes es uno de los más atractivos para las redes de captación. Son los que están más expuestos’ a la radicalización y conversión, al no tener conocimientos previos sobre la religión islámica.
Sin embargo, el perfil de la joven almonteña ha descolocado a las fuerzas del Orden que estudian el fenómeno yihadista. No proviene de entornos marginales, no tiene problemas familiares graves y no tiene dificultades para adaptarse a la sociedad o conseguir un trabajo.
María Ángeles es hija de Joaquín –albañil de profesión – y de María. Precisamente, madre e hija trabajan juntas en un hotel.
Quienes los conocen destacan que es una familia ‘normal, humilde y católica’.
Los vecinos de Almonte que conocen a María dicen que era muy trabajadora y que nunca la vieron con velo o ropas de estilo musulmán, aunque ayer, durante en el registro en su domicilio, sí aparecía con el atuendo.
María, como muchas otras chicas occidentales de su edad, esperaba unirse al Estado Islámico y convertirse en ‘esposa’ de un combatiente yihadista, un eufemismo utilizado por la propaganda islamista para esconder su verdadero fin: convertirse en una esclava sexual.