La alcaldesa de Minas de Riotinto, la socialista Rocío Díaz, en representación de la Cuenca Minera, ha mostrado el desacuerdo de los alcaldes y alcaldesas de la comarca para la implantación de la planta de tecnosoles y ha afeado a la Junta de Andalucía que conceda la Autorización Ambiental Integrada a pesar del rechazo de toda la población a esta planta de valoración de residuos.
Al hilo de ello, los alcaldes y alcaldesas de los siete pueblos afectados: Minas de Riotinto, El Campillo, Zalamea La Real, La Granada de Riotinto, Berrocal, Campofrío y Nerva, han mantenido un encuentro para analizar la situación y marcar estrategias a seguir para que el Gobierno de Moreno Bonilla ponga el freno a este proyecto que pretende ubicar en Minas de Riotinto.
Una actividad que se pretende implantar muy cerca de dos localidades como son Riotinto (La Dehesa) y El Campillo, apenas tres kilómetros de distancia de donde está ubicado actualmente el polémico vertedero de Nerva. Por lo que, “no queremos que la comarca sea el basurero o la cloaca de toda Europa”.
En este sentido, Rocío Díaz ha recordado que “todos los ayuntamientos han presentado alegaciones a este proyecto más que contundentes para que la planta no se instale en la zona pero “desgraciadamente el Gobierno de Moreno Bonilla hace oídos sordos y no tiene en cuenta a los vecinos y vecinas de la Cuenca Minera”.
Entre las alegaciones, la alcaldesa socialista ha apuntado el gran consumo de agua que este tipo de plantas requiere, si se quieren evitar las nubes de polvo (potencialmente contaminado) y nebulizadores, para minimizar los olores a la población y dignificar el trabajo de los empleados que se verán obligados a tratar directamente los residuos.
Desde un punto de vista socioeconómico, este proyecto también tiene un efecto negativo, en primer lugar porque no evalúa el impacto sobre el medio socioeconómico (poblaciones o núcleos habitados cercanos) de las emisiones a la atmósfera de polvo y olores provenientes de los camiones de transporte de residuos que circulen por la zona y, en segundo lugar, porque no se analiza ni siquiera de forma somera los efectos que el proyecto tendrá sobre el Hospital Comarcal de Riotinto, a escaso 1 kilómetro de distancia de la planta y que, por tanto, se va a ver afectado directamente por las emisiones y olores de la misma.
Tampoco el Gobierno de la Junta de Andalucía a la hora de conceder la AAI a la empresa ha tenido en cuenta la existencia de una colonia especialmente protegida de murciélagos cavernícolas. Así como que dicha actividad impactará de forma negativa e irreversible en la zona patrimonial de la Cuenca Minera Riotinto-Nerva al estar dentro del Catálogo General de Patrimonio Andaluz como Bien de Interés Cultural.
Por último, Díaz se ha referido a experiencias negativas con este tipo de plantas como la que se conoce en el municipio de Touro en A Coruña, donde en 2004 se instaló el mismo proyecto para el tratamiento de residuos con el fin de ser una parte de la restauración de los terrenos degradados por la actividad minera, sin embargo la realidad es que, a fecha de hoy, no se ha visto cumplido tal cometido y acumula quejas, denuncias, sanciones y una revisión de la AAI en estudio sin que la tal prometida restauración exista ni en los terrenos, ni en las aguas y menos aún se cumpla uno de los requisitos principales, la ausencia de olores que molestan a la población.