El Rocío es una tradición que pasa de padres a hijo. Un sentimiento y una devoción que perdura en el tiempo. Y para que nunca se pierda la esencia, en Hinojos, celebran el Rociito. Una romería en miniatura en la que los más pequeños de la casa se erigen protagonistas de excepción. Quizás la base del sentir rociero en el municipio.
Cuando aún no se es consciente de la romería del Rocío, niños y niñas son ataviados con: trajes de flamencas, tacones, flores, complementos, trajes cortos, chaquetillas y, sin faltar ningún detalle, salen a la calle durante todo un fin de semana realizando un cortejo como si de la Romería real se tratase.
Al igual que el resto de hermandades filiales que peregrinan al Rocío, en esta peculiar romería se nombra a sus respectivos Hermanos Mayores, junto a la Junta Directiva se responsabilizan de la organización de la fiesta y de las invitaciones que se ofrece a todos los asistentes en determinados momentos de las jornadas.
Se trata de la fiesta más antigua y original que se celebra en Hinojos. Una iniciativa que se ha ido desarrollando y evolucionando con el tiempo.
En el cortejo no faltan ninguna de las insignias, banderas, estandartes y varas que desfilen delante del Simpecado portado en una carreta de bueyes en miniaturas, siendo una réplica exacta de la carretera de madera de la Hermandad del Rocío de Hinojos, tan conocida por su gama cromática: blanca y azul.
Durante los festejos se realizan varios desfiles por el casco urbano de la localidad pero uno de los momentos más emotivos es la peregrinación a los pinares de Hinojos, concretamente al Parque Los Centenales donde se lleva a cabo una convivencia campera entre niños y familiares.