“Sin flores no hay memoria”. Esta es la frase con la que el sector de la flor cortada recuerda uno de los momentos más intensos en su anualidad: la campaña para decorar las tumbas de los difuntos. Este año los establecimientos han tenido que adaptarse también a la situación generada por la pandemia. «Hemos limitado el aforo a 2 personas, dispuesto gel hidroalcohólico, y cambiado de lugar el mostrador para conseguir la seguridad de nuestros clientes y la propia», afirma Félix Pérez, gerente de Floristería Atrio.
Los servicios de ornamentación y decoración floral buscan minimizar las pérdidas, aunque las ventas se estiman que caerán en torno al 30 por ciento, en la mayoría de los casos porque los clientes buscan un menor coste debido a esta situación. Entonces, reinventarse es la única salida para seguir ofreciendo este servicio con garantías en estos días especiales: «nosotros llevamos directamente el ramo al nicho, previamente notificado la calle y el número; le hacemos una foto y la enviamos por mensajería a los clientes».
El sector de la flor cortada lanza un S.O.S. a clientes y administraciones para minimizar el impacto de esta crisis que ya supuso un enorme palo en la primavera y que últimamente apuesta, sobre todo, por la flor nacional para levantarlo.