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El vino de Granada, un caldo que nace por encima de los mil metros de altitud

En lo que a vinos se refiere, la provincia de Granada cuenta con una denominación de origen protegida (DOP), la del Vino de Calidad de Granada, y tres indicaciones geográficas protegidas (IGP), la del Vino de la Tierra del Altiplano de Sierra Nevada, la de las Cumbres del Guadalfeo, y la de las Laderas del Genil. La DOP Vino de Calidad de Granada abarca los 168 términos municipales de la provincia, aunque distingue de manera especial los que se encuentran localizados en la subzona específica Contraviesa-Alpujarra, como Albondón,
Albuñol, Almegíjar, Cádiar, Cástaras, Lobras, Murtas, Polopos, Rubite, Sorvilán, Torvizcón, Turón y Ugíjar. El cultivo de la vid en esta zona se remonta a tiempo inmemorial. Se han hallado restos arqueológicos de un lagar en la villa romana de Molvízar, en la costa granadina. Además, existen referencias históricas a la tradición vinícola que datan de finales del siglo XIX. Para Francisco Martín Lagos, José Javier Quesada, Manuel Olalla, Herminia López García de la Serrana y María del Carmen López Martínez, investigadores de la Universidad de Granada y autores del libro Tradición y cultura del vino en la Alpujarra, entre los siglos XVIII y XIX, coincidiendo con la expansión de la población de la Alpujarra, el vino se convierte
en el principal cultivo de la Contraviesa. El 50% de la superficie de viñedo se encuentra por encima de los 1.000 metros de altitud, con amplios saltos térmicos entre máximas diurnas (que llegan a 39 grados) y mínimas nocturnas (hasta -4 grados), con precipitaciones medias anuales de 450 milímetros y un promedio de 70 días lluviosos. La zona produce vinos blancos, rosados, tintos y espumosos. La altitud media de sus viñedos ronda los 1.200 metros, lo que, unido a la influencia de los climas mediterráneo y continental y las temperaturas y corrientes frescas del aire de Sierra Nevada, supone una importante oscilación térmica que hace que la maduración de la uva sea más larga. Ello afecta especialmente al color, la suavidad y la estructura tánica de los vinos.

Entre las variedades de uva utilizadas para la elaboración de estos vinos se encuentran las autóctonas Vijiriega, Moscatel y Pedro Ximénez, entre las blancas, o Tempranillo, Garnacha y Monastrell, entre las tintas, que conviven con variedades importadas como Sauvignon Blanc, Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Merlot o Syrah. Los blancos, de amarillo verdoso a pajizo, son limpios y brillantes, con aromas frutales propios de la variedad, agradables e intensos. Sabrosos, equilibrados, de acidez media a alta, aterciopelados en el paladar. Los rosados, de rosa pálido
a rojo claro, resultan afrutados y con buena estructura. Por su parte, los tintos, de color rojo cereza brillante a rojo intenso, son aromáticos, agradables e intensos, con recuerdos a bayas rojas. Sabrosos, equilibrados, acidez media a alta, gran cuerpo y astringencia alta. Además de blancos y tintos, Granada produce también vinos espumosos, tanto blancos, como rosados y tintos, con espuma persistente.

Altiplano de Sierra Nevada

Al menos el 85% de las uvas utilizadas en la elaboración del Vino de la Tierra del Altiplano de Sierra Nevada debe proceder de los términos municipales de Aldeire, Alicún de Ortega, Alquife, Albuñán, Baza, Beas de Guadix, Benalúa, Benamaurel, Caniles, Castril, Castilléjar, Cogollos de Guadix, Cortes de Baza, Cortes y Graena, Cuevas del Campo, Cúllar, Darro, Dehesas de Guadix,
Diezma, Dólar, Ferreira, Fonelas, Freila, Galera, Gor, Gorafe, Guadix, Huélago,  Huéneja, Huéscar, Jerez del Marquesado, La Calahorra, La Peza, Lanteira,
Lugros, Marchal, Orce, Polícar, Puebla de Don Fadrique, Purullena, Valle del Zalabí, Villanueva de las Torres o Zújar.

Las variedades de uva autorizadas en esta IGP son las blancas Chardonnay, Baladí Verdejo, Airén, Torrontés, Palomino, Pedro Ximénez, Macabeo, Sauvignon Blanc, Vijiriego, Moscatel de Alejandría y Moscatel de grano menudo, y las tintas Tempranillo, Monastrell, Garnacha Tinta, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Merlot, Syrah, Rome y Petit Verdot.

Estos vinos son vinos limpios, brillantes, y, en el caso de los tintos, bien cubiertos de color, con aroma franco en el que se aprecian las características propias de las uvas con las que están elaborados. En boca son frescos, sabrosos y equilibrados, sin defectos. Los blancos son de color amarillo pajizo, con notas afrutadas, suaves y aterciopelados al paladar. Los rosados, del rosa pálido al rosa fresa, de intensidad media, finos y de carácter afrutado. Y los tintos, de colorrojo cereza brillante, aromáticos, con poca acidez y gran cuerpo.