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Uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza y exclusión social y más de un millón por debajo de la pobreza severa, estos son los datos que reflejan un informe realizado por la ONG Save the Children y la fundación Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES).
Con estas cifras, España se convierte en uno de los países europeos con mayores niveles de pobreza infantil. Esto es un problema social de primera magnitud con fuertes implicaciones profundas a lo largo de la vida. Las situaciones de privación en la infancia están fuertemente ligadas a malos logros educativos, laborales, sociales e incluso en la etapa adulta y por tanto constituyen un importante determinante de la desigualdad de oportunidades vitales entre la ciudadanía.
España no es ajena a este problema, que, con el paso del tiempo, se ha convertido en estructural, transmitiéndose de generación en generación. Los datos son contundentes y constatan que el nuestro es uno de los países europeos con mayores niveles de pobreza relativa infantil, con más de un millón de niños que viven por debajo del umbral de la pobreza severa.
Para atajar la extensión de la pobreza infantil en España habría que plantearlo como un objetivo de largo alcance lo que implicaría cambios estructurales en diversos ámbitos de las políticas públicas: en el modelo educativo, el mercado de trabajo, el sistema fiscal además de todo lo concerniente a las políticas sociales, especialmente las orientadas al apoyo a las familias y los niños.
Para reducir la pobreza infantil en España el informe plantea la puesta en marcha de una prestación universal por hijo a cargo, combinada con una batería de beneficios fiscales reembolsables para hogares con niños entre otras medidas. Las prestaciones universales por crianza son una de las políticas con mayor impacto positivo y las más extendidas en el contexto europeo, sin embargo España es uno de los pocos países sin este tipo de herramienta.
