Este mes de enero de 2024 ha entrado en vigor la exigencia obligatoria del Certificado de Sostenibilidad (ISCC) a las empresas dedicadas a la recogida, tratamiento y procesado de aceites vegetales – aceites usados de cocina y otros residuos – para su procesado y venta a refinerías y posterior transformación en combustibles fósiles.
Sin este Certificado ICSS no se podrá vender ni suministrar a las empresas refinerías encargadas del tratamiento final y conversión en biocombustibles, pero también afecta, indirectamente, a las compañías que procesen alimentos y a toda la cadena de hostelería que vende o suministra aceite a intermediarios que pueden no tener este certificado que es una garantía de calidad y seguridad.La nueva certificación europea se ha dispuesto para mantener un sistema de trazabilidad en toda la cadena de suministro de materias primas renovables de origen biológico, según reza la norma. De esta manera, la planta de biodiésel a la que el contratista del servicio entregue el aceite usado recogido y acondicionado, además de contar con la preceptiva autorización para gestionar aceite de cocina usado (Código LER 20 01 25), deberá contar también con el Certificado ISCC UE que le permita ‘la operación y fabricación de biocombustible a partir de aceite de cocina usado’.
Más control y seguridad
Así, establecimientos y particulares que donen o vendan este aceite podrán pedir los documentos de aceptación de residuos no peligrosos y las facturas que acrediten todas las entregas de aceite.
Se trata de una norma “pensada para dar más seguridad a todas las empresas legales que trabajan con este residuo, así como para aquellas empresas o particulares que venden este aceite y no tienen un conocimiento de adónde va a parar”, explica Alberto Butrón, gerente de Ucooil, empresa encargada de la recogida, gestión y aprovechamiento de miles de litros al mes en Andalucía y uno de los agentes esenciales para las plantas generadoras de biodiésel en nuestra provincia, por la garantía que ofrecen a estas grandes compañías y su control exhaustivo del residuo.Contenedores de Ucooil para la recogida de aceite usado
Los precios elevados del aceite para el consumo humano en el último año contrastan con un precio del aceite vegetal que está bajando mucho, debido en buena medida a la falta de un control exhaustivo sobre los agentes que se dedican a su gestión.
Ucooil cuenta desde su nacimiento con la Certificación de Sostenibilidad (ISCC) que obliga a respetar exigentes protocolos y es un sello de calidad y confianza: “A pesar de ser un producto usado tiene importancia, porque se utiliza para producir biocombustible y requiere un tratamiento importante. Estos certificados nos permiten controlar la trazabilidad desde el punto de origen – bares, restaurantes, empresas o viviendas- hasta que llega a las compañías energéticas”, explica Butrón sobre la nueva normativa de la Unión Europea que “obliga a que toda nueva recogida que se realice debe estar subida y recogida en una plataforma ‘on line’ con su correspondiente factura, luchándose así también contra la economía sumergida”.Contenedores de Ucooil para la recogida de aceite usado
La importancia de reciclar para el medio ambiente
Un litro de aceite puede contaminar hasta 1.000 litros de agua, lo que ha motivado a Ucooil a “tratar de concienciar a los ciudadanos, no solo a los negocios de hostelería, sobre el riesgo que conlleva deshacerse de este residuo de forma inadecuada, pues conlleva un riesgo para nuestro entorno que podemos evitar con el pequeño gesto de guardar este aceite y depositarlo en los contenedores naranja”, explica la responsable comercial Ana Redondo, recordando los miles de litros que se han conseguido recoger, por ejemplo, en las ferias tradicionales de la provincia en 2023.
De esta manera, además de obtener un residuo esencial para fabricar luego combustibles limpios (como biodiésel) y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, se contribuye a que las instalaciones depuradoras y de tratamiento de aguas de los municipios se conserven en buen estado, sin correr el riesgo de averías, pérdida de eficacia y obstrucciones, pues la existencia de aceites usados en las redes puede provocar, merced a atascos u otras averías, que estas aguas mal depuradas vuelvan al medio natural, algo que nadie desea.