El obispo emérito de Huelva, Ignacio Noguer Carmona ha fallecido en la noche de este jueves a los 88 años de edad. La capilla ardiente ha sido instalada en el Obispado de Huelva y permanecerá abierta desde las 12.00 hasta las 00.00 horas de este viernes, mientras que el funeral está previsto en la Iglesia de la Catedral mañana sábado, 5 de octubre, a las 12.00 horas.
Ignacio Noguer Carmona, nació en Sevilla el día 13 de enero de 1931. Fue ordenado sacerdote el 17 de junio de 1956. El mismo año, en septiembre, marchó al Seminario Menor como superior y así permaneció durante los cinco siguientes cursos. En el año 1961 fue nombrado Director en el nuevo Seminario Menor de Pilas, donde estuvo cinco años hasta recibir el encargo del Rectorado del Seminario Mayor de Sevilla. En el año 1971 pasó a ocupar la Vicaría Episcopal del Clero de reciente creación.
En septiembre de 1976 fue nombrado obispo de Guadix-Baza, diócesis de la que tomó posesión y fue ordenado el día 17 de octubre de ese mismo año. Nombrado Obispo Coadjutor de Huelva el 12 de noviembre de 1990, tomó posesión el día 16 de noviembre de 1990. Tras la visita del Papa Juan Pablo II a Huelva, sucedió a González Moralejo en la sede episcopal onubense, el día 27 de octubre de 1993.
Ha pertenecido en dos periodos distintos a la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades. Ha sido Presidente de la Comisión Episcopal de Migración, y miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española. Fue miembro de la Comisión Episcopal de Migración.
Además, ha sido delegado de los Obispos del Sur para los asuntos concernientes a los Seminarios de las Provincias Eclesiásticas de Granada y Sevilla. Obispo Residencial de Huelva desde el 27 de octubre de 1993 hasta el 17 de julio de 2006, fecha en la que el Papa Benedicto XVI admitió, por razones de edad, la renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Huelva, nombrándolo Administrador Apostólico hasta la fecha de la toma de posesión de su sucesor, José Vilaplana Blasco.
Durante los últimos nueve años había padecido una enfermedad del riñón, que había mermado su actividad, aunque los cuidados de su asistente personal, el enfermero Jesús Jiménez, propiciaron en todo momento un mayor bienestar, junto a la comunidad del Seminario Diocesano, que ha sido su hogar durante los últimos años, y la compañía de quien ha sido su secretario personal hasta el último momento, el diácono Francisco Javier Vélez.
El actual obispo, José Vilaplana, ha destacado que “ha sido un buen Pastor para este pueblo y nos ha dado un ejemplo admirable de paciencia en su larga enfermedad, que ha ofrecido siempre por el bien de la diócesis. Ha sido un hombre prudente, sereno y yo puedo decir que en él he encontrado siempre un padre, un hermano y un amigo”.