La empresa pública Giahsa y la Universidad de Huelva han suscrito un nuevo convenio de colaboración a partir del cual se va a desarrollar “un modelo predictivo telecontrolado de procesos de potabilización”, cuyo objetivo fundamental se centra en la mejora de la calidad del agua y la sostenibilidad de los tratamientos. El referido convenio, que han rubricado el director ejecutivo de la empresa pública, Manuel Domínguez Limón, y la Rectora de la UHU, María Antonia Peña, y que implica una contraprestación económica a la Universidad de 14.000 euros, viene a reflejar “el interés creciente de Giahsa por todo tipo de iniciativas que fortalezcan las posibilidades de cooperación con la Universidad y, en concreto, la puesta en marcha de proyectos de I+D+i como el que nos ocupa”, como explica Domínguez.
Giahsa, que a día de hoy gestiona el abastecimiento de agua de consumo en casi la totalidad de la provincia de Huelva, dispone en su territorio “37 zonas de abastecimiento, 115 captaciones y 11 estaciones de tratamiento de agua potable (ETAPs), seis de las cuales emplean los más modernos tratamientos de ozonización y adsorción”, detalla el director ejecutivo. En consecuencia, y en aras de la gestión eficaz y sostenible de dichos procesos de tratamiento “se hace necesario un control y seguimiento exhaustivo para la eliminación de posibles elementos contaminantes del agua bruta. El objetivo es claro y presenta un evidente enfoque ambiental: la obtención de un agua de calidad óptima para el consumo humano, aunque tratando en todo momento de minimizar tanto energía, como reactivos y emisiones a la atmósfera”.
Modelo predictivo para gestión telecontrolada
El proyecto en sí, que se desarrollará en el seno del departamento de Química de la Onubense, consiste en la elaboración de un modelo predictivo para el control y gestión telecontrolada del proceso de oxidación en las ETAPs. Dicho modelo será aplicado en el sistema de telecontrol de instalaciones de Giahsa y se basará en la demanda óptima de ozono para la eliminación de materia orgánica, minimizando de ese modo la concentración de subproductos de desinfección en el agua de consumo.
La metodología se va a basar en un plan de muestreo y análisis físico-químico sobre las aguas (en origen, tratadas y finalmente distribuidas) obtenidas a través de diferentes condiciones de tratamiento en la ETAP de Lepe. Las muestras en cuestión se tomarán dos veces a la semana sobre cinco puntos, tres de ellos de la estación de tratamiento (sobre agua bruta, decantada y tratada) y dos más en el sistema de distribución.