La impotencia y el miedo han hecho mella en estos vecinos acostumbrados a vivir en paz.
La tensión entre los vecinos y la Guardia Civil llegó a su punto máximo ayer cuando cuando un grupo de vecinos se saltó el cordón policial que protegía la investigación al grito de «¡Suéltalo!» y «¡Todos somos Laura!».
Los vecinos lamentan con rabia la mancha que el crimen cometido por Bernardo Montoya ha puesto sobre su pueblo.
Poco a poco el pequeño pueblo serrano va recuperando la normalidad, aunque aún tardará en recuperar la paz que hasta ahora tanto les caracterizaba.