Juan Ramón Jiménez, poeta y premio Nobel, bebió literariamente (y con toda probabilidad también en el sentido más prosaico) del vino de su Moguer natal. Incluso, dejó constancia de que ese mundo no le era ajeno en su inmortal Platero y yo. “Este año, Platero, ¡qué pocos burros han venido con uva! Es en balde que los carteles digan con grandes letras: A seis reales. ¿Dónde están aquellos burros de Lucena, de Almonte, de Palos, cargados de oro líquido, prieto, chorreante, como tú, conmigo, de sangre; aquellas recuas que esperaban horas y horas mientras se desocupaban los lagares? Corría el mosto por las calles, y las mujeres y los niños llenaban cántaros, orzas, tinajas… ¡Qué alegres en aquel tiempo las bodegas, Platero, la bodega del Diezmo! Bajo el gran nogal que cayó el tejado, los bodegueros lavaban, cantando, las botas con un fresco, sonoro y pesado cadeneo; pasaban los trasegadores, desnuda la pierna, con las jarras de mosto o de sangre de toro, vivas y espumeantes; y allá en el fondo, bajo el alpende, los toneleros daban redondos golpes huecos, metidos en la limpia viruta olorosa. (…) Veinte lagares pisaban día y noche.
¡Qué locura, qué vértigo, qué ardoroso optimismo! Este año, Platero, todos están con las ventanas tabicadas y basta y sobra con el del corral y con dos o tres lagareros”. No era casualidad que Juan Ramón conociera bien los vinos del Condado. La bodega del Diezmo Nuevo, que cita en su obra, se fundó en 1770 y su familia estuvo a cargo de la misma desde las últimas décadas del siglo XIX.
En este pasaje, Juan Ramón se refiere a los años en los que la filoxera acabó con los viñedos de prácticamente toda Europa, que coincidieron con la juventud del poeta. La Denominación de Origen Condado de Huelva agrupa a los vinos que se producen no sólo en Moguer, sino también en Bollullos Par del Condado, La Palma del Condado, Almonte, Manzanilla, Villalba del Alcor, Rociana del Condado, Palos, Trigueros, Beas, Bonares, Chucena, Gibraleón, Hinojos, Lucena del Puerto, San Juan del Puerto, Villarrasa y Niebla.
El primer vino que se bebió en América, según la historiadora Águeda Rocío Moreno, era de Villalba del Alcor. Era una partida de 420 arrobas de mosto, comprada en 1494 por 48 maravedíes para proveer a la expedición capitaneada por Bartolomé Colín, Juan Lucero, Bartolomé de Leza, Fernando Pérez y Velardi, que partiría un año más tarde desde Sevilla siguiendo los pasos de Colón. De hecho, buena parte del vino que viajó a América tras su descubrimiento se producía en esta comarca, en expediciones que partían desde los puertos de Palos y Moguer, aunque existe documentación que acredita que desde el siglo XIV, tras la Reconquista, se producían vinos en la zona, entonces conocida por el nombre del Condado de Niebla.
La Denominación de Origen Condado de Huelva, tal y como hoy se conoce, se establece en 1932, si bien el actual reglamento del Consejo Regulador de la D.O. es de 2018. Los vinos del Condado de Huelva se caracterizan por el medio natural donde se producen y envejecen, influenciados de forma notable y singular por la proximidad al Parque Nacional de Doñana, considerado como uno de los pulmones de Europa, y siendo la zona del Condado de Huelva denominada “Entorno de Doñana”.
El Condado produce principalmente vinos blancos y generosos, pero también tintos y rosados. Los hay secos, semisecos, semidulces y dulces, en función de la cantidad de azúcar, y jóvenes, crianzas, reservas y grandes reservas, según el tiempo de maduración en barricas.
Entre los vinos generosos, se producen Condado pálido o fino, Condado viejo u oloroso, amontillado y palo cortado, además de vinos generosos de licor (pale dry, pale cream, médium y cream) y vinos de licor dulces (pedro ximénez, dulce, moscatel y mistela).
La variedad de uva más utilizada para los vinos blancos y generosos es la autóctona Zalema, seña de identidad de la zona, pero también se usan Palomino Fino, Listán del Condado, Garrido Fino, Moscatel de Alejandría, Moscatel de Grano Menudo, Pedro Ximénez, Colombard, Sauvignon Blanc, Verdejo y Chardonnay. Para los tintos y rosados se utilizan uvas de las variedades Syrah, Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot.
Vino Naranja del Condado de Huelva
Entre los vinos del Condado destaca uno particularmente, que cuenta con su propio sello de calidad en forma de Denominación de Origen: el Vino Naranja del Condado de Huelva. En Platero y yo, Juan Ramón ya se refiere a él, en el capítulo titulado Elegías, cuando escribe que “llegado septiembre, si el diablo no agua la fiesta, se colma esta copa, hasta el borde, de vino naranja y se derrama casi siempre como un corazón generoso”.
El vino naranja es un vino aromatizado, como lo es el vermú, que también se produce en el Condado en cantidad y calidad considerables. El vino naranja se obtiene a partir de algún vino blanco de la D.O. Condado de Huelva (o a partir de mosto de uva fresca apagado con alcohol), de los municipios de Almonte, Bollullos Par del Condado, Chucena, Gibraleón, La Palma del Condado, Manzanilla, Moguer, Rociana del Condado, San Juan del Puerto y Villalba del Alcor. Éste se aromatiza con piel de naranja durante al menos seis meses, antes de someterlo a un proceso de envejecimiento de no menos de dos años.
Presenta colores que van del teja al caoba, con aromas de cítricos y matices propios del envejecimiento, y su sabor es dulce. La histórica Bodega del Diezmo de Moguer, a la que tan vinculado estuvo la familia de Juan Ramón Jiménez, lanzó al mercado por primera vez este tipo de vino en 1870, que alcanza en poco tiempo una enorme aceptación en la comarca y más allá de sus límites. A principios del siglo XX era un producto que se elaboraba de forma generalizada en la mayor parte de las bodegas de la zona.