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La donación de tejidos, solución efectiva ante numerosos problemas de salud en Andalucía

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Cada 10 de septiembre, Guadalupe Sanz dedica en sus perfiles en redes sociales un mensaje de gratitud a la persona que hace una década le permitió recuperar la visión de su ojo derecho. Ese mismo día en 2009 recibió un trasplante de córnea que puso fin a las complicaciones, la ceguera progresiva y los intensos dolores oculares que sufría desde que era adolescente. La confidencialidad requerida en los procesos de donación y trasplante impide que conozca la identidad de quien lo hizo posible, pero con ese gesto quiere rendir su particular homenaje a la persona que le ha regalado una vida nueva.

La generosidad que late en las donaciones de órganos vitales adquiere un nuevo matiz cuando se trata de donaciones de tejidos. «Los órganos y la médula ósea dan la vida; los tejidos la arreglan», subraya Juan Manuel Aznar, hematólogo y responsable técnico del Banco de Tejidos de Sevilla, integrado en el Centro de Transfusión, Tejidos y Células de la provincia.

La sanidad pública andaluza cuenta con toda una estructura de centros de estas características, que conforman la Red de Medicina Transfusional, Tejidos y Células. Cada provincia dispone de sus propias instalaciones, que trabajan en estrecha colaboración, aunque con el tiempo cada nodo ha especializado su actividad en determinados tejidos. Los centros incorporan las últimas innovaciones en la recogida, tratamiento y almacenamiento de los tejidos, sujetos a los más avanzados estándares de calidad y seguridad, tal y como recoge la normativa europea para las sustancias de origen humano con fines terapéuticos (soHO).

«La evolución experimentada en los últimos años en todo el proceso, desde la obtención de los tejidos hasta su posterior tratamiento, ha sido inmensa», subraya Salvador Oyonarte, director del Centro de Transfusión, Tejidos y Células de Sevilla y coordinador de la Red Andaluza de Medicina Transfusional. Un salto que parte de los primeros recipientes con huesos extraídos en quirófanos hasta llegar a las actuales salas blancas, con rigurosas condiciones ambientales y térmicas para preservar las condiciones de los tejidos durante su manipulación.

Cuando una familia autoriza la donación de los órganos de un familiar fallecido suele hacerlo también con los tejidos, aunque no siempre son factibles ambas opciones. «Pueden existir casos de donantes multiorgánicos que no lo sean de tejidos y viceversa, aunque los más frecuentes son los que ofrecen las dos posibilidades», explica Oyonarte.

Como media, la Red de Medicina Transfusional, Tejidos y Células de Andalucía registra unos 200 donantes de tejidos al año. Esto supone una media de uno cada tres días. Asimismo, recibe un promedio de tres pedidos de tejidos al día por parte de los centros hospitalarios.

El número de tejidos que se puede extraer difiere dependiendo de los casos. No obstante, se estima que por cada donante se pueden obtener unas seis piezas, y de cada una de ellas, una vez tratadas, una media de cuatro productos.

La mayor parte de los tejidos donados procede de fallecidos, con el osteotendinoso (huesos, tendones y cartílagos) y las córneas a la cabeza. En este grupo se encuentran, igualmente, las válvulas cardíacas, la piel y las escleras (parte blanca del globo ocular). Pero también existen las donaciones de tejidos por parte de vivos, como es el caso del semen, el tejido ovárico o la membrana amniótica (fina capa externa que recubre la placenta).

Para Guadalupe Sanz, el día que recibió la córnea que le cambió la vida fue uno de los más felices que recuerda. Asegura que en aquel quirófano, con la música de Alejandro Sanz de fondo, su existencia dio un giro de 180 grados. Atrás quedaron los años en que tuvo que dejar los estudios, incapaz de soportar los fuertes dolores y la ceguera provocada por un herpes en uno de sus ojos. «El dolor era tan insoportable que perdí un diente de apretar la mandíbula; los médicos llegaron a decirme que no llorara ni riera en exceso, que todo podría empeorarme», explica.
Hoy, gracias al «regalo» que fue la donación, puede continuar su vida y es madre de dos niños, conduce, estudia oposiciones y ha afianzado su convicción sobre la importancia de este gesto solidario. «Mi hijo mayor siempre dice que su mamá tiene un trozo de otra persona», comenta.

Siguiendo el rastro

Los centros de tejidos provinciales funcionan como una «una suerte de mayoristas», subraya el hematólogo Juan Manuel Aznar, ya que validan el material y, una vez tratado y manufacturado en salas blancas habilitadas en Córdoba y Málaga, vuelven a recibirlo y almacenarlo hasta que la Coordinadora

Autonómica de Trasplantes -responsable también de la obtención del material- lo distribuye entre los hospitales públicos y privados que lo solicitan. Los ocho centros andaluces utilizan un sistema de información común y una única base de datos, por lo que la trazabilidad es absoluta.

Los avances empleados en todo el procedimiento hacen posible adaptar la manipulación del material a la demanda clínica e incluso existe un catálogo de productos disponibles.
Por volumen y relevancia, las donaciones de tejido osteotendinoso son las predominantes. La manipulación de los huesos y tendones extraídos ofrece múltiples posibilidades, lo que permite al médico que realizará el implante adaptarse a las necesidades del receptor. Sus ventajas son innumerables. «Dependiendo del tipo de intervención, el material se puede destinar a rellenar una cavidad ósea, a un hueso que ha perdido sustancia o incluso a reemplazar un hueso completo», explica Salvador Oyonarte.

Incluso a la hora de implantar una prótesis, la adhesión resulta más fisiológica si se mezcla con hueso real porque «es una materia que se vasculariza muy bien, se integra y, al no expresar antígenos HLA, es biocompatible», añade. Los antígenos leucocitarios humanos (HLA) son proteínas que ayudan al sistema inmunitario del cuerpo a diferenciar entre sus propias células y sustancias extrañas y dañinas.

El injerto de hueso tiene una aplicación fundamental también ante tumores. «En patología tumoral en niños es hoy una solución, cuando hace años la única vía era la amputación», explica Juan Manuel Aznar. Recientemente se ha recibido también la petición de un calcáneo (hueso que forma el talón) porque al receptor, que presenta un tumor en esta zona, se le reemplazará la pieza completa.

Otra aplicación muy frecuente es la conocida como ‘hueso-tendón-hueso’, un injerto que se suele utilizar en roturas del ligamento cruzado. Por su parte, los cartílagos se emplean principalmente para operaciones de menisco. El año pasado se implantaron en Andalucía más de 5.000 piezas óseas, un tejido que se conserva congelado a -80 grados centígrados.

Donar la mirada

Tras los huesos y tendones, las córneas constituyen el segundo grupo más frecuente entre los injertos de tejidos. El pasado año, se donaron en torno a 600 en la comunidad autónoma. Su implante cumple una función óptica, pero también estética, y en los últimos años ha experimentado un importante avance con la obtención de las lamelas, finas películas que se extraen de la córnea y que evitan complicaciones posteriores al receptor.

Además, si su implantación en fresco debe realizarse preferiblemente en los cinco días posteriores a la extracción y nunca después de que hayan transcurrido diez, en la actualidad se opta por dejarlas en cultivo. Esto evita contaminaciones bacterianas y otorga al tejido validez de hasta un mes. Por su parte, los implantes de esclera se destinan a sellar globos oculares dañados.

Todos los tejidos extraídos y almacenados están sujetos a los mismos controles de calidad que la sangre «y a algunos más», subraya Oyonarte. Así, se les realizan análisis bacterianos, marcadores del virus de la hepatitis B y de otros virus más específicos que pueden afectar a un tejido concreto. Igualmente, se someten a estudios de marcadores para descartar la presencia de células tumorales.

El tejido vascular, las venas y arterias también forman parte de la nómina de tejidos que pueden donarse e implantarse. En ellos está especializado el Centro de Transfusión, Tejidos y Células de Córdoba, que cuenta además con uno de los bancos de válvulas cardíacas más importantes de Europa. Estas válvulas proceden de corazones no aptos para trasplantes.

Empleadas para reemplazar válvulas cardíacas dañadas, su conservación se realiza mediante criopreservación, técnica que sustituye a la congelación para evitar la destrucción de las células como consecuencia de la aparición de cristales de hielo. La criopreservación supone la introducción de un protector en las células que las deshidrata, tras lo que se someten a una brusca bajada de temperatura hasta -196 grados con nitrógeno líquido. Este procedimiento se emplea también con la médula ósea, piel y membrana amniótica.

La piel, sujeta a distintas técnicas, se trasplanta principalmente en grandes quemados, mientras que la membrana amniótica -donada tras cesáreas programadas- destaca por su elevada capacidad cicatrizante. Se trata de una capa tan fina que, después de extraerla, debe adherirse a una gasa para que sea visible. Este elemento tan cercano al inicio de la vida se utiliza principalmente para lesiones oculares, úlceras como las provocadas por el pie diabético y recomposiciones del paladar.

Ante la enfermedad, los centros de tejidos ofrecen también una esperanza a personas jóvenes que desean preservar su fertilidad con vistas al futuro. Así, se congelan y conservan el semen y el tejido ovárico en algunos casos de cáncer, trastornos en la hipófisis (glándula situada en la base del cráneo), lesionados medulares o tratamientos que puedan afectar a la posibilidad de procrear. Los centros de Málaga y Sevilla están actualmente especializados en este ámbito.

El centro de tejidos de Málaga cuenta, por su parte, con el tercer banco de sangre de cordón umbilical más grande del mundo. «La sangre de cordón umbilical es muy rica en células madre y es más dúctil que la sangre de adultos», destaca Salvador Oyonarte.

Málaga también tiene centralizado el registro andaluz de donantes de médula ósea, conectado con los registros nacionales. «Cuando es necesario encontrar un donante, en el 95% de los casos se halla uno compatible en los primeros 20 días», asegura el coordinador de la Red Andaluza de Medicina Transfusional. Así, se comienza buscándolo en la primera línea familiar, es decir, entre hermanos, aunque los fármacos e inmunosupresores hacen ya hoy posibles también los trasplantes haploidénticos (procedentes de uno de los progenitores, por lo que solo son compatibles en un máximo del 50%), una opción lejana hace algunos años.

Si tampoco ahí existe compatibilidad, se busca en el registro de donantes de médula ósea, ya sea de donante adulto o de cordón umbilical. «Se calcula que fuera de la familia se encuentra un donante compatible por cada 300.000», indica Juan Manuel Aznar. En esta misma línea, Oyonarte confirma que «todos los pacientes que requieran un trasplante de médula ósea van a tener una solución».

Investigaciones de futuro

Andalucía mira hacia el futuro en materia de tejidos con innovadoras líneas de investigación que permitirán abrir nuevos horizontes. En este sentido, existe una estrecha relación con la Red Andaluza de Diseño y Traslación de Terapias Avanzadas y ello supone que en las instalaciones GMP (salas blancas) que existen en los centros de Córdoba, Granada, Málaga y Sevilla se produzcan tejidos artificiales, como piel o córneas, que se utilizan como medicamentos biológicos, sujetos a una estricta regulación de la Agencia Española del Medicamento.

Otra línea destacada trabaja en las denominadas CAR-T cells, células que se ‘educan’ en el laboratorio para destruir a su vez células tumorales. Esta investigación se sigue en el centro de tejidos de Sevilla para aplicarse en el Hospital Virgen del Rocío.

Asimismo, los centros de tejidos realizan ensayos clínicos para cultivar células mesenquimales de grasa a partir de células madre. Las células mesenquimales tienen diversas aplicaciones entre las que se encuentran la regeneración en artrosis de cadera y rodilla o evitar la enfermedad injerto contra huésped.

Son solo algunas de las investigaciones de estos centros, en los que la ciencia y la esperanza conviven gracias a la generosidad de miles de personas. Centros que cruzan los caminos de gente como Guadalupe o su donante y dibujan un lazo invisible pero indestructible: «Mi donante me dio la vida -asegura ella- porque yo no quería vivir así».

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