Estos hechos ocurrieron la pasada semana cuando agentes del Equipo de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), acudieron a llevar medicamentos a un residente del interior del parque que presenta una enfermedad crónica, motivo por el cual no puede desplazarse.
Al llegar al domicilio, los agentes observaron un caballo en el suelo en gran estado de nerviosismo con una de sus patas traseras trabadas en una de las barras del cercado.
Por tal motivo, los agentes junto con el responsable del animal usaron unas cuerdas para arrastrarlo a una posición que facilitara la liberación del equino, logrando así que la pata se soltara de la barra, quedando liberado.