Los asnos destrozadores de la Asociación El Burrito Feliz han tenido que multiplicar su esfuerzo para evitar los fuegos en el Parque Nacional de Doñana. Tal como explica Wendy Clements, directora del proyecto, “la ola de calor ha producido más pasto seco del previsto en los bosques y de seis han tenido que pasar a 12 asnos desbrozadores para realizar cortafuegos naturales”.
Los gastos que genera la compra y cuidados de este original grupo contra incendios son asumidos directamente por la Asociación El Burrito Feliz que paga de su bolsillo absolutamente todo. La idea era que trabajaran alternativamente en grupos de seis pero la urgencia de la situación ha obligado a incorporar a todo el grupo a la labor contra incendios.
Ya son muy famosos y hay eco de su esfuerzo en los medios de comunicación de Sudamérica, pero ahora la noticia comienza también a correr por Europa. “Incluso de mi país los bomberos de la ciudad de Glasgow han mostrado su interés en realizar un hermanamiento con sus compañeros, aunque sean burros, del sur de España”. Añade Wendy que ya se ha puesto manos a la obra para en septiembre llevar a cabo ese proyecto que también servirá para promocionar Huelva y Doñana en el norte de Gran Bretaña. “En solo unos meses más de 1600 personas, sobre todo escolares, han acudido a conocer el trabajo de estos simpáticos animales.”
Otro aspecto significativo es el de los voluntarios que están llegando a cuidar de los burritos mientras hacen su trabajo. Los últimos en incorporarse han sido un grupo de estadounidenses que se quedan a dormir bajo los árboles y se levantan cada dos horas para supervisar que los animales están bien.
También los colegios y otros colectivos acuden al entorno a disfrutar de la experiencia y en solo unos meses más de 1.600 personas han acudido, algunas veces, masivamente a pasar una jornada con los ‘burros bomberos’.
Es curioso y divertido reseñar que estos burros también son solicitados por un camping situado en el Parque Nacional para ejercer como auténticos “jardineros” comiéndose no solo el pasto seco sino recortando el césped que sobresale de los márgenes. Esto hace más agradable la estancia de los turistas allí alojados y estos acaban implicándose en el cuidado de los animales.
Pero no todo es positivo, como comenta Cristina Mariño, presidenta de la Asociación en Andalucía: “aunque parezca increíble todo lo pagamos de nuestro bolsillo y me refiero a la compra de burros, gastos veterinarios, traslados etc… pero esto no es suficiente motivo para desilusionarse y nosotros no nos vamos a rendir. Somos como nuestros burritos: tercos y trabajadores y no nos desanimamos nunca aunque algunas veces lo tentador es hacerlo”.