Aunque por primera vez el 16 de agosto no sería festivo local, los palmerinos abarrotaron la plaza de España de la localidad para asistir a la salida procesional de su patrona, la Virgen del Valle.
Como de costumbre, la virgen apareció a las puertas de la iglesia parroquial de San Juan Bautista a la una de la madrugada y tras una tirada de fuegos artificiales comenzó su andadura por las calles del centro de la localidad.
Una procesión de madrugada que rememora aquella que dio lugar al milagro de la Virgen cuando en 1855, según cuenta la leyenda, una epidemia de cólera azotaba el municipio. Fue entonces cuando el pueblo sacar en procesión a la Virgen del Valle, en la madrugada del 16 de agosto, produciéndose la curación de los enfermos.
Desde entonces, la patrona de La Palma procesiona por la localidad a partir de esta hora, acompañada por su coro de campanilleros que a lo largo del recorrido se encargan de recordar con sus cantos aquel milagro.
Por delante toda una noche de fervor y vivencia mariana, que este año tiene un matiz especial, ya que será la última procesión que realice la Virgen del Valle antes de ser coronada canónicamente.
Precisamente esta efemérides ha hecho que el festivo local del 16 de agosto se traspase a octubre, cuando la Patrona, ya coronada, volverá a salir en procesión recorriendo el pueblo durante más de catorce horas.