Los Distritos de Atención Primaria Huelva-Costa y Condado-Campiña, dependientes del Servicio Andaluz de Salud (SAS), han diseñado un programa dirigido a revisar de manera individualizada los tratamientos en pacientes polimedicados, considerados así por consumir diariamente más de 10 fármacos, y que se enmarca en las estrategias de uso racional y seguro de los medicamentos de la Consejería de Salud y Consumo.
Esta iniciativa lleva aparejada el desarrollo de una campaña informativa, consistente en la difusión de mensajes en las redes sociales y a través de los centros de salud ubicados en su área de influencia, para concienciar a la población de la importancia del consumo adecuado de los medicamentos, alertando de los riesgos asociados a una práctica indebida y remarcando que han de ser los profesionales sanitarios los que decidan cualquier modificación en la pauta.
El objetivo es conseguir que los pacientes reciban el mejor tratamiento farmacoterapéutico posible, en las mejores condiciones, utilizando el método de administración más adecuado y durante el tiempo necesario en cada situación, lo que va a redundar en una mejor asistencia y calidad de vida.
Actualmente, los Distritos Sanitarios de Huelva atienden a un total de 20.279 pacientes polimedicados, que equivale a alrededor del 4% de la población onubense. Solo mensualmente se les prescriben 247.791 recetas, una media de 12,2 fármacos por usuario, observándose incluso una tendencia al alza de estas cifras.
El consumo excesivo de medicamentos es un problema de salud relevante, ya que, si bien todos los fármacos son seguros de forma aislada, cuando una persona aumenta el número que consume se incrementa también la posibilidad de acabar teniendo un efecto secundario o que la unión de varios de ellos provoque interacciones farmacológicas indeseables. Además, muchos fármacos dejan de estar indicados con el tiempo en algunos pacientes, pero siguen consumiéndolos por hábito sin ser retirados.
Ante este escenario, los Distritos, en colaboración con médicos de familia, personal de enfermería y farmacéuticos de atención primaria, han impulsado esta iniciativa con la que se van a evaluar todos estos casos, definiendo qué medicamentos son necesarios y cuáles no por tener más riesgos que beneficios, y procediendo a informar a los pacientes, retirar los que sean inadecuados, reducir las dosis, modificar la pauta o sustituirlos por otros más apropiados. La revisión de polimedicados con más de 10 prescripciones es asimismo uno de los objetivos asistenciales fijados por el Servicio Andaluz de Salud para el presente año en atención primaria.
‘Más no siempre es mejor… Si no es necesario puede hacer daño’
La campaña informativa elaborada, cuyo lema es ‘Más no siempre es mejor… Si no es necesario puede hacer daño’, se centra en sensibilizar a los ciudadanos sobre los efectos secundarios que presentan todos los medicamentos, incluso aquellos que se toman de forma habitual, más aún si se ingieren varios juntos. Solo si el beneficio supera los riesgos estará indicado usarlos.
Desde los Distritos se incide en que esta decisión no puede adoptarla el paciente por su cuenta, ya que consumir un medicamento o dejar de hacerlo sin consultarlo puede resultarle perjudicial y empeorar su estado de salud. Solo los profesionales sanitarios, tras analizar los diagnósticos, tratamientos y circunstancias del paciente, pueden revisar la medicación y modificarla, una vez informado el paciente o sus familiares de las opciones más adecuadas y seguras.
En la campaña se profundiza precisamente en un concepto clave como es la seguridad de los fármacos. En este sentido, se argumenta que todos los medicamentos pasan diversos estudios en los que se comprueba que no producen daños graves y que pueden curar o aliviar la enfermad para la que van destinados. Sin embargo, y a pesar de su eficacia, tienen sus riesgos y pueden desencadenar efectos adversos, más o menos graves y frecuentes. Por lo general, sus efectos beneficiosos los compensan. Es lo que se denomina el equilibro entre riesgo y beneficio.
Otro aspecto que se aborda es el tiempo de duración de los tratamientos. Al respecto se indica que hay patologías o problemas de salud que pueden persistir toda la vida, pero esto no significa que sea necesario tomar de por vida algunos medicamentos. El equilibro entre el riesgo y el beneficio puede cambiar en función de la respuesta del paciente, la fase en que se encuentre su enfermedad, la edad, si padece otras enfermedades o si tiene prescritos otros fármacos. Según las circunstancias de cada persona es necesario adaptar los tratamientos periódicamente.
Una labor, en definitiva, que le corresponde a los profesionales sanitarios, que comprueban de manera regular si los medicamentos están haciendo el efecto que se espera de ellos, si aparece alguna reacción adversa o si el paciente cumple adecuadamente la toma de la medicación. Después de esa valoración, es frecuente que introduzca cambios en la pauta: quitar un medicamento o sustituirlo por otro, cambiar la dosis o la forma de administrarlo.
Por último, se explica que es habitual que con la edad aumente el número de fármacos diarios, siendo necesario en ocasiones continuar tomándolos todos ellos. Y se insiste en que nunca se ha de dejar de consumir un medicamento de repente y sin consultar al médico, toda vez que puede provocar un empeoramiento de la enfermedad. Es el facultativo, tras valorar el tratamiento, los beneficios encontrados y esperados y las circunstancias del paciente, quien puede tomar la decisión de retirarlo. Él indicará cómo hacerlo: disminuyendo las dosis, tomándolo de manera ocasional en lugar de todos los días y vigilando la reaparición o empeoramiento de los síntomas.