La pandemia del coronavirus ha dejado momentos muy duros a nuestras espaldas, especialmente en los profesionales esenciales. El personal sanitario ha sido testigo de situaciones muy complicadas que suponen un alto grado de desgaste emocional.
Para intentar curar un poco estas heridas emocionales, la asociación El Burrito Feliz de Hinojos ha puesto a su escuadrón de rucios al servicio de la terapia emocional.
«Cuando se acabó el estado de Alarma, observamos que el personal sanitario estaba muy estreado y nos pareció una buena forma de pagar una parte de la deuda por todo lo que han hecho y siguen haciendo», ha explicado Luis Bejarano, presidente de la Asociación El Burrito Feliz.
Este ejército terapéutico se compone de tres doctores principales: Magallanes, Chiclana y el pequeño Gael. Tres pollinos con un carácter dócil y bien templado que transmiten paz a estos profesionales sanitarios afectados por altas dosis de estrés.
«Todas esas personas que se han esforzado tanto puedan venir aquí al bosque de Hinojos con nuestros burritos, sobre todo con el burro terapeuta Magallanes, de forma individual y gratuita, terapias de relax y de recuperación emocional. Se desprograman de todo aquí, se pasean por estos maravillosos bosques con esos animales, preparan biberones, dan de comer a los burros, pasean solos por el bosque, acarician los árboles, lo que quieran», ha explicado Bejarano.
Una terapia emocional que ha cosechado un gran éxito entre los profesionales sanitarios y que se suma así a otros proyectos de voluntariado de El burrito feliz como son los burritos bomberos de Doñana.
Medioambiente, naturaleza y solidaridad unidos a través de esta asociación hinojera.